viernes, 2 de febrero de 2007

PAUL WOLFOWITZ. LA IMAGEN COMO ARGUMENTO CONTUNDENTE

Hay ocasiones en las que la imagen demuestra inapelablemente su poder argumentador. Ocurre particularmente cuando no están mediatizadas por el poder, cualquier poder; cuando no son fruto de una puesta en escena, calculada, meditada, controlada; cuando tampoco están connotadas por la mirada crítica o complaciente del fotógrafo. Son fotografías que se limitan a jugar limpiamente con su mejor atributo, el parecido con la realidad.

Eso no es lo más normal: el poder sabe cómo venderse y sus servidores cómo hacer de transmisores. Es muy difícil, por ejemplo, encontrar imágenes críticas de figuras como Hitler o Franco. Ya se encargaban sus servicios de controlar adecuadamente la imagen de sus líderes. Lo vimos aquí en el ejemplo de la burda manipulación de la entrevista de ambos dictadores.

La democracia, con la posibilidad de hacer uso de la libertad de expresión, puede permitirnos algunas veces, pocas, apuntar con el dedo sobre las contradicciones de los poderosos y sus decisiones. Y otras, simplemente, desvelarlas.


Es por lo que la imagen de Paul Wolfowitz, el señor que dirige el Banco Mundial, mostrando sendos "tomates" en sus calcetines, está más allá de la anécdota. Poner en evidencia a uno de los cerebros que decidieron la insensata aventura de conquistar Irak no es pocas cosa. El mostrárnoslo con un argumento contundente como un descuidado, como uno de esos que olvidan cambiarse de ropa interior, contribuye a hacernos pensar con preocupación en manos de quiénes tenemos nuestros destinos.

Uno de nuestros grandes desveladores mediáticos, Michael Moore ya lo sorprendió, como nos recordaba ayer El País, salivando el peine para atusarse el cabello.

Aquí tienes la imagen. Impagable.


Como tarea-invitación a los lectores de este post, os propongo "imaginar imágenes" reales, previsibles, de esas que contribuyen a bajar de las nubes a los poderosos, devolviéndolos al mundo de los mortales, con sus miserias, debilidades y dependencias. Es un saludable ejercicio democrático que nos cura de pensar en iluminados y seres providenciales.

Pero, cuidado, en ocasiones esas imágenes pueden servir para acercarnos al personaje, hacérnoslo más humano y asequible. Así son de puñeteras las imágenes en las manos de los que saben utilizarlas. Resbaladizas como una trucha.

4 comentarios:

  1. Me acordaba a leer el post de un libro de Georges Balandier que se titula "El poder en escena: de la representación del poder al poder de la representación" (Ed. Paidós). Me has impulsado a releerlo para hurgar en la estética del antihéore. Muy atinada la advertencia final de post.
    Un abrazo.

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  2. Gracias Juanjo por tu recordatorio. Lo dejé pasar cuando se publicó. Miraré a ver si lo encuentro.
    Un abrazo.

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  3. Ya había escuchado al respecto pero de verdad no me procupé por buscar esta imagen, por lo mismo que concluyes en tu nota...

    Es muy bueno tu blog! Saludos, Yosmary

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  4. Gracias, yosmary. He visitado tu combativo blog. Mismos enemigos, distintos planteamientos. Saludos desde la meseta castellana.

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