Agotadas las ubres de las rebajas, y antes de traer la primavera a los escaparates, apareció oportunamente esta fiesta con un extraño patrón enemigo del festejo y la libre coyunda. El caso es encontrar nuevos medios para seguir ordeñando beneficios, caiga lo que caiga (incluso el planeta)
Poco les importa a los apóstoles de la religión del Consumo con tal de traer fieles a sus modernas iglesias y catedrales. El caso es que las buenas obras -el gasto- no decaigan.
Nuestros admirados amigos de ConsumeHastaMorir ya tienen desde hace días preparada su celebración alternativa. No dejes de visitarles para descontaminarte un poco.
A mí el festejo me ha hecho recordar dos imágenes aparecidas estos días. Pueden ayudarnos a ponernos en perspectiva.
Al final, lo del amor y los afectos es algo más profundo, íntimo y hermoso que la vulgaridad capitalista cuando los convierte en objeto y sujeto del intercambio mercantil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario