miércoles, 30 de noviembre de 2016

No es fácil fotografiar la lluvia. Una reflexión sobre la sociedad de la información y la alfabetización mediática.

Aunque no lo parezca, estaba lloviendo...

Hace unos días nos vino un lunes lluvioso, con una lluvia bien caída, como dicen por estas tierras.

Yo seguía dándole vueltas al asunto de la selección de spots e imágenes para analizar, a la manera de epítomes de una realidad demasiado difusa e impregnante, el impacto de la publicidad en nuestras vidas. Como la lluvia de ese lunes, silenciosa, lenta, suave, persistente...

Me parecía una buena metáfora y me propuse dar testimonio visual de esa lluvia que todo lo envolvía. Como la publicidad y su discurso consumista.

Comprobé enseguida que no resultaba nada fácil. No lo conseguí.

Las fotografías de plano general captan el ambiente, pero no nos permite visualizar esa lluvia envolvente.

Tienes que ir a los detalles:





Pero estas fotos detalle sólo nos muestran la lluvia caída, no el hecho en sí, que pudo haber sido mucho antes.

Tenía que captar el momento en el que cae la lluvia.

Busqué el contraste. Un fondo oscuro. Tampoco funcionaba. Se aprecian algunas tenues líneas verticales, pero tiene que llover torrencialmente y estar iluminada la lluvia en contraluz con luz directa, como el polvo que se hace visible en una habitación. Nada.



Al final encontré la forma de captar ese momento efímero en el que las gotas caen sobre el agua acumulada:



Esto fue lo máximo a lo que llegué con la cámara de mi móvil esa mañana lluviosa, dulcemente lluviosa. Poca cosa, pero una exploración enriquecedora.

Otros lo hacen infinitamente mejor, por supuesto. Así que me puse a buscar imágenes en la Web. Concretamente en Pixabay. Eran muchas, algunas muy buenas. ¿Qué hacer?. Pues un vídeo con ellas de la forma más fácil: con el editor de YouTube. Solo tienes que subir las diapositivas y tomar algunas decisiones sobre el orden, el ritmo y la música. 30 minutos, no mucho más. Este fue el resultado:



UNAS REFLEXIONES A PROPÓSITO

¿A donde quería, quiero, llegar con todo ello?

A varias  cosas:
  • Demostrar(me) que no es fácil captar fenómenos ubicuos como el frío, el viento o esa lluvia suave, monótona, silenciosa y persistente que viví ese día. 
  • Esa lluvia es la que más penetra en la tierra. Por eso me parece la mejor metáfora de la atmósfera consumista en la que estamos inmersos, y de cómo actúa la publicidad sobre nuestros deseos...Y de la dificultad de poner esto en evidencia.
  • Si yo me "divertí" explorando, en analógico y en digital, por qué privamos de ello a nuestros alumnos, y los aburrimos demostrándoles lo mucho que sabemos (más que ellos, claro)
  • Posiblemente la madurez profesional como enseñante se obtiene cuando se pierde definitivamente la autista inocencia que hay detrás de expresiones como "dar clase", muy similar a eso de"dar lecciones" en nuestra vida social. Las respuestas de los oyentes son similares en uno y otro caso. 
  • Es urgente pues cambiar nuestro papel como profesores de alumnos en la sociedad de la información.  Deberá responder a las tres metáforas que Manuel Area atribuyó al docente 2.0DJ, Curator, Community Manager.
  • En alfabetización mediática se exige exactamente lo mismo. Llevo esta reflexión a mi práctica actual como docente online (principalmente): de poco sirven los blogs que llevo (este y el de Transalfabetización) y mi canal de YouTube, si no responden a esas tres metáforas de M. Area. 



sábado, 19 de noviembre de 2016

"Me ha decepcionado la superluna". La realidad como espectáculo.

Imagen recibido a través de Whatsapp. Ver al final de esta entrada.

"Me ha decepcionado la superluna", me comentó un familiar el día siguiente de la superluna. La expectación creada por los medios puso a medio país a mirar el cielo. 

Y en este caso concreto eso está bien, y más cuando en las ciudades solo hay ojos para los escaparates.

Me imagino que mi familiar no fue el único. Seguramente muchos de nosotros y nuestros alumnos vivieron una decepción similar. 

Lógico. Con la lógica de quien confunde imagen con realidad, mirada inocente del analfabeto audiovisual.



En los días previos los medios, todos, se habían encargado de fabricar una enorme expectación, tan enorme como las proporciones de la luna re-creada con los recursos audiovisuales adecuados.



NO ME ESTROPEEN EL ESPECTÁCULO, POR FAVOR

Pocos, muy pocos, bajaban a la realidad con una información sin distorsionar, con imágenes e informaciones como estas, que desmentían la espectacularidad exagerada del fenómeno. No interesaba aguar la fiesta, claro:



Información de National Geographic sobre la visualización del fenómeno (la negrita es mía):


“Aunque la “Súper luna” tuvo un 20 por ciento más de brillo y fue un 15 por ciento más llena de lo normal, el efecto visual puede ser sutil”  agregó Anthony Cook, observador astronómico del Observatorio Griffith en Los Ángeles.
"Dudo que la mayoría de la gente se diese  cuenta de nada inusual durante esa luna llena", dijo Cook.
"Debido a que la cantidad total de luz es un poco mayor, la diferencia más notable fue en la cantidad de luz que llegó a la tierra, pero las diferencias no fueron suficientes para ser evidentes”.  




UN GRAN ESPECTÁCULO MEDIÁTICO. "¿ACASO NOSOTROS MANIPULAMOS LA INFORMACIÓN?".

Los titulares del día siguiente "desmentían", contradecían, la decepción de tantos. La prueba estaba en (casi) todas las portadas de los diarios y telediarios. En unas más que en otras:



No manipulaban la información, manipulaban la realidad y escondían la información.

Los dos extremos de esta selección estaban en El País (¡ay!) y en el Heraldo de Aragón. Cuestión de utilizar una distancia focal u otra (teleobjetivo o angular normal). Y de higiene informativa, claro:





UN BUEN MOMENTO TAMBIÉN PARA LA AGITACIÓN ALFABETIZADORA

Ese mismo publiqué estos dos tuits



En Whatsapp se me ocurrió esta "gracia" cuando un familiar me mandó la imagen que encabeza esta entrada:






FABRICAR TU SUPERLUNA O SUPERLOQUESEA Y APRENDE ALGO MÁS DE RETÓRICA AUDIOVISUAL.


Si surge en clase o nos proponemos  trabajar un tema como este, hay que pasar a la acción. Esta completa entrada de Antoni Cladera en PhotoPills nos da las claves para ello, aprendiendo de paso algunos elementos básicos de la técnica del lenguaje audiovisual. Lástima que para estos casos no siempre vale la cámara de nuestros/sus móviles.




ALGUNAS CONCLUSIONES 

  • Los medios crean la realidad y deciden lo que existe y lo que no. La base de la manipulación de lectores y espectadores no está en la mentira, sino en el uso interesado de la retórica audiovisual que parte del falso supuesto de la identificación de la imagen con la realidad.
  • Cuando re-crean la realidad lo hacen al servicio, no tanto de la información, como del espectáculo. Cuando más espectacular parezca la realidad, más fácil es captar la atención del lector-espectador. En digital: acumular clics.
  • Los espectadores, en el fondo, no son tontos, y si se paran a pensar saben que lo saben, pero la imaginación y el deseo pueden más y se dejan llevar, abriendo con ello la puerta a la manipulación de su atención.
  • Los lectores/espectadores tenían en este caso una ventaja: sabe cómo es la luna, la ven continuamente sin intermediarios.  Imaginemos que no han visto la luna y sacaremos unas conclusiones preocupantes cuando la realidad de la que nos informan los medios no la conocemos directamente.
  • Si todo esto lo aplicamos a otros aspectos de la realidad menos neutros que una noticia científica, y más pendientes de prejuicios e intereses ideológicos y políticos, entenderemos la urgencia de conocer mejor la retórica audiovisual y sus trucos para la formación de una ciudadanía menos manipulable.
  • Noticias como esta son un magnífico punto de partida para motivar y guiar la exploración de los alumnos de situaciones en las que se evidencia, más allá de su parecido, la radical diferencia entre imagen y realidad.



UN APUNTE FINAL SOBRE LA NETIQUETA

Por cierto, la foto de la cabecera tiene autor, como todas. Estuve un rato buscando la autoría hasta que encontré que es de Paco Fuentes Vicario, un notable fotógrafo, algo efectista para mi gusto. Firma sus fotos para evitar el pillaje, pero los que se apropiaron de ella realizaron un corte interesado para suprimirla. ¿Cómo no llamar a esto robo? Ya no me conformo con falta de respeto o netiqueta.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Sopas de siglas para decir (casi) lo mismo sobre la alfabetización del siglo XXI (1)

Imagen CC0. Pixabay


Hace ya un tiempo que llevo dándole vueltas a esta pregunta: ¿Cómo llamar a lo que hago y me propongo en este blog?

Empezó llamándose (sigue) Comunicación Audiovisual. El título de la materia de Bachillerato y el nombre de la carrera universitaria me sacaban de posibles dudas.

Pasaron los años y el término se fue quedando corto, no expresaba de forma completa lo que hacía  y decía. Así que añadí lo de "mediática y digital".

Pasó más tiempo y también esta suma se me quedó pequeña. 

Pero no importaba: todos sabíamos y sabemos que los términos son secundarios mientras no constriñan prácticas y propuestas amplias. 

Curiosamente, la mayor parte de los colegas con los que comparto ideas son profesores de Lengua. Y ni ellos se limitan a la alfabetización lectoescritora, ni yo dejo de poner a esta en un lugar prominente de mis prácticas y propuestas.  

Sin decírnoslo, a todos nos parecía que la inclusión del término "digital" venía a completar la forma de nombrar a lo que hacíamos.  La lectura, la escritura, la comunicación audiovisual, el estudio de los medios, todas estas prácticas se redimensionaban en la Web con nuevas posibilidades comunicativas.

Mientras tanto, desde otro ámbito fundamental de cultura y (también) educación como el de las bibliotecas, nos hacían ver la importancia decisiva de la alfabetización informacional (ALFIN), a la vez que ponían en evidencia a una escuela en buena parte centrada en la transmisión de conocimientos acotados y constreñidos en el libro de texto



Imagen CC0. Pixabay

¿Qué hacer entonces?, ¿bastaba con el término "digital" que había añadido al blog?, ¿Incorporaba la ALFIN al nombre del blog?

Pienso en el proyecto en torno a Coca-Cola del que he venido hablando aquí desde el curso pasado. Lo que estamos haciendo podría encuadrarse tanto dentro de la alfabetización mediática, como de la audiovisual, de la digital, pero también de la lectoescritora, la tecnológica y alguna otra. Todas y ninguna de estas alfabetizaciones me resultan suficientes para designar el proceso de alfabetización en el que me sumergía con los alumnos del Bernalt y su profesora.


Es más: buena parte de los proyectos más interesantes de alfabatización(es) que encuentro en la Web adolecen del mismo problema. Tienes la sensación de que lo que se hace allí rebasa los límites impuestos por el concepto de alfabetización utilizado para etiquetarlos.

¿Qué hacer entonces?. ¿Dejar que las preferencias de cada una de las fases del proyecto nos indique el tipo de alfabetización dominante?, ¿utilizar todas las etiquetas simultáneamente?, utilizar un plural que las abarque a todas?, ¿alfabetizaciones?. Como que no. Tampoco me convence el aire de pleonasmo de Alfabetizaciones múltiples. Abajo explico por qué.