lunes, 7 de noviembre de 2016

Sopas de siglas para decir (casi) lo mismo sobre la alfabetización del siglo XXI (1)

Imagen CC0. Pixabay


Hace ya un tiempo que llevo dándole vueltas a esta pregunta: ¿Cómo llamar a lo que hago y me propongo en este blog?

Empezó llamándose (sigue) Comunicación Audiovisual. El título de la materia de Bachillerato y el nombre de la carrera universitaria me sacaban de posibles dudas.

Pasaron los años y el término se fue quedando corto, no expresaba de forma completa lo que hacía  y decía. Así que añadí lo de "mediática y digital".

Pasó más tiempo y también esta suma se me quedó pequeña. 

Pero no importaba: todos sabíamos y sabemos que los términos son secundarios mientras no constriñan prácticas y propuestas amplias. 

Curiosamente, la mayor parte de los colegas con los que comparto ideas son profesores de Lengua. Y ni ellos se limitan a la alfabetización lectoescritora, ni yo dejo de poner a esta en un lugar prominente de mis prácticas y propuestas.  

Sin decírnoslo, a todos nos parecía que la inclusión del término "digital" venía a completar la forma de nombrar a lo que hacíamos.  La lectura, la escritura, la comunicación audiovisual, el estudio de los medios, todas estas prácticas se redimensionaban en la Web con nuevas posibilidades comunicativas.

Mientras tanto, desde otro ámbito fundamental de cultura y (también) educación como el de las bibliotecas, nos hacían ver la importancia decisiva de la alfabetización informacional (ALFIN), a la vez que ponían en evidencia a una escuela en buena parte centrada en la transmisión de conocimientos acotados y constreñidos en el libro de texto



Imagen CC0. Pixabay

¿Qué hacer entonces?, ¿bastaba con el término "digital" que había añadido al blog?, ¿Incorporaba la ALFIN al nombre del blog?

Pienso en el proyecto en torno a Coca-Cola del que he venido hablando aquí desde el curso pasado. Lo que estamos haciendo podría encuadrarse tanto dentro de la alfabetización mediática, como de la audiovisual, de la digital, pero también de la lectoescritora, la tecnológica y alguna otra. Todas y ninguna de estas alfabetizaciones me resultan suficientes para designar el proceso de alfabetización en el que me sumergía con los alumnos del Bernalt y su profesora.


Es más: buena parte de los proyectos más interesantes de alfabatización(es) que encuentro en la Web adolecen del mismo problema. Tienes la sensación de que lo que se hace allí rebasa los límites impuestos por el concepto de alfabetización utilizado para etiquetarlos.

¿Qué hacer entonces?. ¿Dejar que las preferencias de cada una de las fases del proyecto nos indique el tipo de alfabetización dominante?, ¿utilizar todas las etiquetas simultáneamente?, utilizar un plural que las abarque a todas?, ¿alfabetizaciones?. Como que no. Tampoco me convence el aire de pleonasmo de Alfabetizaciones múltiples. Abajo explico por qué.


RUIDO TERMINOLÓGICO EN TORNO A LA NUEVA ALFABETIZACIÓN


Pixabay. Imagen CC0

Era pues ya el momento de pararme y poner(me) algo de orden entre tanto ruido terminológico como se produce cuando salen estos temas.

La verdad es que solemos hacernos siempre un lío a la hora de encasillar una práctica o una propuesta didáctica. Y resulta que en estos temas todos queremos hablar (casi) de lo mismo: la alfabetización o conjunto de alfabetizaciones que necesita un ciudadano del siglo XXI para socializarse y comportarse como tal en una sociedad democrática.


Estamos, por lo tanto, ante una confusión terminológica en la que solo algunos académicos se refocilan insidiosos en busca de cacho, como estas moscas del otoño temprano.

Para salir de esta sopa de conceptos se ha recurrido al bricolaje conceptual  de distintas formas:
  • Recurriendo a maridajes varios como AMI o MIL (alfabetización mediática e informacional). Es lo que hace, por ejemplo, la UNESCO
  • Ampliando los límites originales para engullir otras alfabetizaciones próximas. Es lo que se suele hacer con la alfabetización mediática cuando incluye entre otras, a la alfabetización audiovisual
  • Es también lo que hace, entre otros muchos, Alfonso Gutiérrez con la  alfabetización digital en su libro seminal cuando propone avanzar -como tiene que ser, por otra parte-  "más allá de teclas y ratones" , incluyendo el el término todas las alfabetizaciones que se utilizan en la Web.  Ver también este artículo.
  • No por ello Alfonso Gutiérrez renuncia a otros términos como "alfabetización global""alfabetización multimedia" "alfabetización digital multimedia", manifestando con ello una insatisfacción sin resolver. Al final termina apostando por Alfabetizaciones múltiples frente al que da título a su libro.
  • Surge así la alternativa de la  suma indeterminada de alfabetizaciones, pero evitando mezclarlas: "alfabetizaciones múltiples". Así, en plural.
  • "Multialfabetización", término por el que apuesta actualmente Alfonso Gutiérrez (ver en comentarios de esta entrada), es la versión sincopada de "alfabetización múltiple", un singular que apuesta por superar las insuficiencias de "alfabetizaciones múltiples", que expongo a continuación. 
En cualquier caso "alfabetizaciones múltiples" sigue siendo la propuesta más extendida entre los expertos.

A mí nunca ha terminado de convencerme. Y lo explico ahora.


LAS INSUFICIENCIAS DEL CONCEPTO "ALFABETIZACIONES MÚLTIPLES"



He elegido esta imagen como la mejor metáfora visual que se me ocurre para expresar este concepto: variedad indeterminada de alimentos perfectamente separados. Muy nutritivos, sí, pero nadie los come así, por separado y sin guisar ¿verdad?

Sobre el origen del concepto hay autores que se lo atribuyen a la UNESCO, aunque ésta se desmarca de una implicación directa en esta publicación. Manuel Area, por su parte, en Educar para la sociedad informacional:Hacia el multialfabetismo nos señala que el concepto procede del ámbito anglosajón formulado por el New London Group a mediados de la década de los noventa. 

En palabras del mismo Area, el concepto de Alfabetizaciones Múltiples responde a las necesidades de una sociedad multimodal en la que "debe prepararse y cualificarse al alumnado ante los múltiples medios y lenguajes de la cultura del tiempo actual con un planteamiento integrado de los distintos alfabetismos" (pg.16)

Aunque el autor habla de "planteamiento integrado", no va más allá del agregado de alfabetizaciones, lo que a mi juicio es su mayor insuficiencia. El mismo uso mayoritario del plural refleja esa aversión a cualquier planteamiento sistémico.

Resulta, desde luego, la solución menos comprometida y quizás por ello sea la más utilizada en los ámbitos de la enseñanza formal: amplía el concepto de alfabetización, pero sin límites definidos (cabe todo)  ni  relaciones entre las distintas alfabetizaciones.

J. Padrón Guillén es de los que aborda críticamente esta cuestión en su artículo ¿Alfabetizaciones múltiples o alfabetización integral? para apostar por esta última, aumentando el ruido conceptual:

¿Es apropiado hablar de “alfabetizaciones múltiples” sólo por el hecho de que, en virtud de la evolución tecnológica, constantemente van apareciendo nuevos medios a los cuales les van bien nuevos lenguajes? ¿No sería más ventajoso y lógico hablar de un solo y único proceso de alfabetización que tiene múltiples variaciones de acuerdo a las circunstancias, a los lenguajes y a los medios físicos transportadores de mensajes cognitivos? (pg.5)

Y añade a las razones de su éxito motivos prácticos para propiciar una nueva visión de la alfabetización:
La expresión “multiple literacies” tuvo que inventarse para que la Educación se desmarcara de aquella vieja concepción según la cual “literacy” se refiere única y exclusivamente al dominio de la lectura y la escritura, de lo cual parece que está muy impregnada la educación anglosajona. Es decir, inventaron la expresión sólo para hacer que los docentes cambiaran de mentalidad y se dedicaran a promover las competencias para los medios y lenguajes multimedia, informáticos, icónicos, etc. Sólo por eso muchos de ellos decidieron acuñar esa expresión. (pg.6)
De hecho, el mismo INTEF parece hacerse eco de esta preocupación en el título de a su curso sobre el tema: "Alfabetizaciones múltiples: Una nueva ecología del aprendizaje".

En resumen, las insuficiencias del concepto de "alfabetizaciones múltiples" para designar la nueva alfabetización que necesitan los ciudadanos del siglo XXI son, a mi modo de ver, las siguientes:
  1. Evita un planteamiento sistémico y unitario de la alfabetización.
  2. Ignora la convergencia y la permeabilidad contaminante entre los lenguajes y formas de comunicación presentes en la práctica social.
  3. No valora suficientemente la dimensión relacional y la trascendencia decisiva de las nuevas prácticas comunicativas.

Hace unos días ha aparecido "Comunicación Digital. Un modelo basado en el factor R-elacional", la nueva obra de J. Antonio Gabelas y Carmen Marta Lázaro, para, entre otras cosas poner el énfasis en ese factor relacional que trastoca y atraviesa toda la comunicación digital.

En un artículo anterior, estos autores señalan al final (las negritas son mías):
El término relación imbrica todo el potencial de la multialfabetización que se produce en las interacciones en el plano creativo y en la dimensión receptiva de cada uno de los coautores o mediadores.
Posiblemente "alfabetizaciones múltiples"  no será otra cosa que un concepto de transición, en cuanto que ha dado carta de naturaleza y similares condiciones de importancia a los nuevos lenguajes y formas de comunicación que irrumpen con la revolución digital. 

Mientras nos siga pareciendo acertada aquella brillante frase de Juan Ignacio Pozo que hablaba hace más de 15 años de una escuela que enseña contenidos del siglo XIX con profesores del siglo XX a alumnos del siglo XXI, seguramente seguirá teniendo cierta vigencia para muchos el concepto de "alfabetizaciones múltiples"

Aunque no vaya más allá, aunque se queda corto para designar las prácticas sociales que hoy enriquecen hasta el abuso la comunicación individual y de masas. 


LA TRANSALFABETIZACIÓN COMO HORIZONTE


A esta paella le falta el azafrán y seguramente no le gustará a los puristas, con lo que entraríamos en otro debate conceptual, jaja. Pero es la mejor que he encontrado para utilizarla como metáfora visual de lo que se quiere expresar con TRANSALFABETIZACIÓN.

Será  ya otro día, en una entrada próxima. Antes tengo que guisar yo mismo una paella con mejor aspecto. Y en las 4 dimensiones del espacio/tiempo, claro. Esta no es más que una imagen.


4 comentarios:

  1. Un señor repaso a la farmacopea mediática. Me ha encantado tu reflexión. Hace tiempo me enfrasqué tambien en reflexionar sobre la sopa de nombres que han ido designado a nuestras asignaturas de Dibujo en la secundaria: Dibujo, Dibujo Artístico, Diseño, Expresión Artistica, Expresión Grafico-Plastica, EPV y ahora, EPVA con la coletilla de Audiovisual, que no se diga oiga...
    Un saludo...

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  2. Gracias, Manuel. Los nombres, cuando se acumulan sin demasiado criterio para designar (casi) lo mismo, confunden y alejan a los que se acercan con curiosidad y deseo a estas materias tan poco gratas para miradas neoliberales.
    Saludos

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  3. Interesantes comentarios, Ángel. Gracias. Seguimos con la "insatisfacción sin resolver". Estoy de acuerdo con las limitaciones que expresas sobre le plural de "alfabetizaciones múltiples". Ahora yo prefiero referirme a la "multialfabetización", con un planteamiento, como dices, más "sistémico y unitario de la alfabetización" (https://goo.gl/Zx2OOb).
    Seguimos aprendiendo.

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    1. Ups, algo falló para que no viera tu comentario, Alfonso. Y más tratándose de ti, uno de mis referentes en estos temas, al que incorporaste, entre otras muchas cosas, humanismo y compromiso ético. Multialfabetización es para mí un término que avanza más en dirección hacia la transalfabetización, que desarrollaré en una próxima entrada.
      Mientras tanto, modificaré el contenido de esta entrada.
      Un saludo afectuoso.

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