domingo, 11 de marzo de 2007

En la trastienda de la sociedad de consumo

Victorino G. Calderón, un gran fotógrafo del que dentro de unos días colgaremos en el Instituto una magnífica exposición, me mandó ayer el vídeo que viene a continuación. En él se nos muestra cómo "pescan" delfines en Japón. Está en inglés pero, como bien dice, las imágenes hablan por sí solas.




Con este terrorífico vídeo nos invitan a firmar una petición al gobierno de Japón para acabar con estas matanzas en www.petitiononline.com/golfinho. Yo ya lo hice con mucho gusto.

También lo viene haciendo desde hace tiempo Greenpeace utilizando las armas de la sociedad del espectáculo para denunciar la misma masacre del atún rojo:


... Y la de las ballenas en este otro vídeo minimalista, en las antípodas expresivas del anterior. En lugar de removernos las vísceras, apela directamente a nuestra inteligencia.



A mí, sin embargo, me gustaría ir un poco más allá de estas denuncias para subrayar cómo, detrás de nuestro megalómano consumismo auspiciado por la teología publicitaria, siempre hay una realidad no muy diferente, en la que los recursos y toda forma de vida de un planeta limitado son masacrados y esquilmados hasta el final, sin otra consideración que la del máximo beneficio inmediato. Caiga quien caiga.


La cita que tienes a continuación proviene del libro "De la miseria humana en el medio publicitario", del que ya hablé aquí en el post Miserable publicidad:
La publicidad es el escaparate en el que las mercancías se ofrecen como espectáculo pero omiten sistemáticamente mostrarnos sus bastidores industriales. Si los publicistas nos informasen realmente de la historia de los productos que ensalzan a gritos, veríamos entonces cómo se cubren sus anuncios de sudor y a veces de sangre, oiríamos el estruendo de las fábricas y los suspiros de los que allí son explotados, oleríamos el aroma acre de las nubes de humo que expulsan sus chimeneas, y el de los vehículos que aseguran la distribución mundial. Ello conllevaría el riesgo de frenar la bulimia consumista y los publicistas lo saben muy bien. Su pepel, por lo tanto, consiste en ocultar el horror productivista tras el confort consumista(...)
Para cegar mejor a los consumidores, lo ideal es cerrar los ojos.

(pag. 117-118. Las negritas son mías)

5 comentarios:

  1. Y lo más triste de todo esto (más aún que el vídeo de los delfines ¡!) es que la beneficiosa e imprescindible influencia que puedes causar en tus alumnos empujándoles a que reflexionen sobre estos temas es tan limitada si la comparamos con la maravillosa anestesia a que les (nos) somete el consumismo... Pero, bueno, menos es nada.

    Un lujo aparecer en tu blogroll: ¡gracias!

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  2. Gracias Marian. Te contesté aquí ayer, pero ignoro qué hice mal, que no se publicó. Comparto tu pesimismo cuando trabajo con mis alumnos, tan inmunizados de pensamiento crítico y rebelde que ignoran y no les importa que haya otra forma de ser y estar en el mundo. Afortunadamente nos queda aquello del optimismo de la voluntad. En nuestro trabajo diario y en tareas como este blog.

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  3. Soy japonofobo y creo que estos putos japoneses son unos cabrones que se comen a los delfines porque tienen el gusto en el culo y en vez de comer soja y otras comidas no hechas con animales van a matar delfines y ballenas para comerselas crudas. ¡Hijos de puta!

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  4. Estos nipones son unos cabronazos. Los delfines son especies en peligro, y estos hijos de .... van y lo rematan. Y no son los únicos: las ballenas también sufren el ataque de estos gilipollas. Me gustaría agarrar uno de esos arpones y metérselo por el culo hasta que se le quiten las ganas de volver a comer pescado.

    P.D: perdón por los posibles tacos indebidos que se hayan colado. Como lo de gilipollas, que es demasiado blando.

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  5. Aún sin arrepentimiento, como te exigirían los curas, quedas perdonado por el lenguaje y el insulto. En realidad, fíjate bien, todos los países ricos somos japoneses, todos somos humanos que viven en esta sociedad del despilfarro. Estuve hace tes años en Japón y te puedo decir que es uno de los pueblos más educados y cordiales que conozco. No son ellos, es al sistema depredador que nos sustenta y sustentamos al que tenemos que dirigir los tacos e insultos de tus comentarios y unos cuantos más fuertes. Empresas españolas participan activamente de la liquidación de la vida marina, muchas con malas artes y tan pocos escrúpulos como los del vídeo.
    Si lees el texto que he incluido debajo, comprenderás que situaciones como la que denuncia están detras de todo proceso de producción capitalista guiada exclusivamente por la obtención del máximo beneficio, caiga quien caiga. Imáginate por un momento las condiciones de vida de los animales y crías que llegan a nuestras cocinas. Por no decir el "pescaíto" tan rico y tan pezqueñito que encuentras todavía en muchos de nuestros bares y tascas.
    Te invito, en fin, a que sigas cabreado mucho tiempo. Solamante cambia las dianas. Es la forma de cambiar todo un poco.
    Un saludo cordial.

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