Miércoles 28 de febrero. Hora de Guardia con un pequeño grupo de 2ºESO de la optativa de Francés.
Les propongo que me enseñen los objetos de publicidad alcoholica que llevan encima. Reaccionan encantados mostrándome orgullosos sus piezas. Me anuncian que tienen muchos más en casa.
Jueves 1 de marzo. Les hago la misma propuesta a mis alumnos de 4ºESO D mientras realizan un examen de Ciencias Sociales.
Colaboran encantados y se ofrecen a traer más en próximos días.
Cuando les pregunto cómo han llegado a sus manos, unos me dicen que a través de sus padres o hermanos; otros, directamente en los bares de copas. Edades: 15 y 16 años.
Sin comentarios por esta vez. Mañana más.
Buena actividad, creo que sólo el hecho de hacerla ayuda tomar conciencia.
ResponderEliminarNo tenía localizado tu blog, no lo tienes en la red blogfesor de Tagzania que impulsé. Por cierto también soy salmantino, aunque siempre he trabajado en el País Vasco.
si... y luego decimos que tal y cual...
ResponderEliminary cada vez más temprano.
"Escucha la llamada de Cacique" y "Despierta. Es de noche". Me parece muy bien...
ResponderEliminarSi es que los profesores son los culpables del futuro de este país, joder, que provocamos que nuestros alumnos beban para que olviden todo el conocimiento que adquieren en clase. Sí, si usted es padre o madre y lee este comentario que lo sepa ya: los profesores repartimos botellas y nos drogamos con los alumnos en clase, les enseñamos a gritar y a vomitar y a ser todo lo violentos que puedan. Les hemos regalado esas mochilas, camisetas y llaveros, y las esconden en las clases para que ustedes, que tanto se preocupan de SUS HIJOS, no los vean. Traigánnos más hijos a clase que no tenemos clientes para tanto alcohol como guardamos en nuestras blodegas.
Un abrazo Ángel, genial el post.
El efecto adictivo del alcohol por sí mismo garantiza el consumo de los iniciados. Por eso la publicidad se centra en las personas a iniciar: las que tienen 14 o 15 años. Tan brutal como cierto. Gran trabajo Ángel.
ResponderEliminarEscribo con un buen Ribera de Duero al lado. Gracias a vuestros comentarios me quito la duda de si no me estaré convirtiendo en un moralista trasnochado. Y es que a los que nos gusta el buen vino y que cada uno podamos en libertad disfrutar de todos nuestros vicios, lo que nos sublema es, como dice Javier Úbeda, la brutal manipulación de los adolescentes para garantizar su adicción, condicionando sus posibilidades de elección en libertad.
ResponderEliminarJavier: Tenía preparado aun post sobre copias de seguridad de blogs, citándo el primero tuyo, y compruebo que ya lo has ampliado. Magnífico.
Miguel Luis: Gracias a tu comentario conozco tus magníficos blogs. Me verás por allí y la red de Tagzania.
Profesores alcohólicos, pero no anónimos. El estilo te delata, Juanjo. Es una buena idea para uno de los vídeos que ando preparando, jaja.
Darco: te debo una respuesta a un correo. Ahora mismo.
Muy bueno, Ángel. Estos estudios son los que deberían llevarles a "los señores del despacho", y no los de porcentajes. Es más, deberían salir de vez en cuando de sus despachos y darse una vuelta por las discotecas, bares y lugares de botellón. Se sorprenderían no solo del consumo de alcohol, sino el de otro tipo de drogas ilegales.
ResponderEliminarSi hubiera propaganda de la cocaína o del hachís, ¿cuánto apostáis a que nuestros alumnos tendrían la camiseta correspondiente?
Estupendo post, y dramático. En ocasiones vale la pena hacer experimentos de este estilo y sobre todo, contarlos, para que todos podamos realizar la reflexión pertinente.
ResponderEliminarEn efecto, Da-beat, si bajaran del despacho o del púlpito a la realidad de las aulas, con niños adolescentes participando gozosos de la banalización del tema, se podrían dar cuenta del muro ante el que nos encontramos los profesores. Educar en la libertad no es dejar hacer, dejar pasar. Los adolescentes reclaman a gritos unas normas para poder transgredirlas, enfrentarse a ellas afirmando poco a poco su lugar en el mundo. Si no hay normas, si no saben a qué atenerse, si hay contradicciones entre lo que se dice y lo que se practica socialmente, se hacen un lío y buscan otros espacios nuevos y, seguramente más peligrosos, para encontrarse y diferenciarse sin tanta hipocresía como la que le transmitimos.
ResponderEliminarAna: gracias por darte a conocer. Me verás por tus magníficos espacios empapándome de tus conocimientos y reflexiones sobre blogs, wikis y educación.
Me gusta tu calificativo de dramático. Así lo siento yo. Nos acostumbramos a todo, incluso a la infamia.
Un saludo cordial para los dos.