En El País de hoy viene una más de las terribles noticias que nos vienen del Irak creado por EE.UU. y sus cómplices.
La imagen de Reuters que la acompaña es muy llamativa, provocando que la mirada se pose con urgencia sobre ella. Y enseguida, si el lector no está alerta, se dispara el estereotipo, tranquilizando las conciencias y distrayéndonos del contenido central de la información: el asesinato de 149 personas.
El contenido verbal de la noticia es serio y preciso, informándonos en el pie de foto que las mujeres de la foto marchan "con el vestido tradicional de la peregrinación que conmemora la muerte del imán Husein".
Sin embargo, en nuestros cerebros la imagen hace conexión automática con otras como las siguientes, con la presencia del burka típico de las mujeres de Afganistán.
Y tenemos que pararnos un poco a pensar para comprobar que ambas imágenes poco tienen que ver entre sí. Estamos hablando de dos países tan diferentes como España y Bielorusia, por poner un ejemplo.
Como es muy fácil encontrar paralelismo entre estos ritos en torno a la muerte del imán mártir Jusein y los nuestros de la Semana Santa, no he tenido ningún problema para encontrar algunas imágenes como las siguientes:
Cuando ponemos a nuestros alumnos ante imágenes como éstas o cualesquiera otras de la enorme variedad de atracciones del parque temático hispano en que se han convertido nuestras fiestas, resulta bastante fácil hacerles comprender la gran mentira, distorsionadora y, por lo general, degradante, que acompaña a todo estereotipo.
Es muy común oír a los alumnos: 'Esa gente está mal de la cabeza', refiriéndose a esos ritos tan 'exóticos' como la peregrinación, la lapidación del diablo, etc. No siempre los profesores (y menos, los padres) estamos preparados para recordarles que España ha sido durante muchos siglos (y lo sigue siendo, tal como tú muestras) un lugar tan exótico como Irak, con sus nazarenos, sus imposiciones de ceniza en la frente de los devotos, las romerías en las que lanzan a los bebés contra la virgen, etc. Por no hablar de la fiesta de los toros, el degüello del pato o las cabras lanzadas del campanario, con lo que me desvío del tema.
ResponderEliminarGracias, Antonio, por completar el post.
ResponderEliminarEn todas las sociedades se conservan costumbres, fiestas o ritos deudores de un pasado de negra intolerancia. El nuestro no lo es menos, como bien lo indican los ejemplos que mencionan. Hubo un tiempo, deudor de la España de los románticos, en que España producía ese tipo de imágenes exóticas y daba pie a aquello de que "España es diferente".
Aún se mantienen muchos de esos estereotipos, aunque no los más sangrantes: hemos ingresado en el círculo del privilegio mediático del parque temático para todos los públicos.
Por todo eso nuestros alumnos comprenden mucho mejor lo que tiene de degradante y simplificador un estereotipo cuando les ponemos en perspectiva histórica y les enfrentamos a los estereotipos que aún nos marcan hoy a los españoles: flamenco, paella, pasión, toros, raza y guardias civiles.
Estoy alucinando de los que le he leído a un individuo en tu "Objetos sexuales" (noviembre 2006). No es ya un estereotipo sino un arquetipo lo que debemos seguir intentando desmontar.(Si miras su blog, ve preparado).
ResponderEliminarCreo que detrás de lo que afirmas, que suscribo, está la distancia. En otro orden de cosas mis alumnos muestran aparatosamente su asco cuando les hablo de comer hormigas y saltamontes. Suena el timbre y se van a comer caracoles.
Lo de la Semana Santa prefiero no comentarlo. Vivo literalmente en medio de la de Sevilla y ya oigo la amenaza tamboril y veo los trajes de gala de la Sevilla más rancia y teatral repitiendo el "eterno retorno de lo mismo". (Joder, el concepto es de Nietzsche, menos mal que no está para leer blogs). Prefiero emigrar temporalmente. Me apunto al brindis que he leído por aquí.
Un abrazo.
Sí que lo leí, se me borró la respuesta que le había preparado, y, al final, lo dejé para ver si se animaba alguien a hacerlo. Me resultaba cansino empezar desde abajo. Un arquetipo, en efecto, pero bien asentado socialmente.
ResponderEliminarLa distancia sirve tanto para forjar estereotipos cuando la información llega a través de un intermediario. Pero también sirve para analizar en perspectiva cuando se conoce de primera mano la realidad y ésta lo envuelve todo de "normalidad".
Y perdón, sevillanos, por mentarles la bicha, el totem y el tabú. Y a no quejarse, que el espíritu de fiesta que acompaña a la cera sevillana no cuaja en estas austeras tierras castellanas. Ni con el cambio climático nos llega el olor del jazmín.
Lo del brindis tiene actualidad permanente. Un abrazo.
Perfecta comparacíón. La foto con el rótulo "Gracias a Dios" por encima del penitente resume el asunto.
ResponderEliminarSaludos.
La frase se podría completar: "Gracias a Dios...tenemos ahora una poderosa atracción turística". Que se lo digan a los de Sevilla. Las religiones, también las religiones políticas, cuando se dispensan en dosis homeopáticas les pasa como a la quinina: que a muchos les da consuelo, gusto o diversión, sin poner en peligro su salud o la libertad de los demás. Es la única diferencia con el Islam en muchos países.
ResponderEliminarGracias Licantropunk.
Juanjo ya se ha adelantado sobre lo que iba a añadir sobre las comidas. Además de los caracoles... ¿quien come ancas de rana, sangre, tripas, ...? :)
ResponderEliminarPor cierto, si a alguno os gustan las fotos de la españa más carpetovetónica y celtibérica, estáis invitados a Celtiberia Show http://www.flickr.com/groups/celtiberiashow/
Gracias darco, me he reído un rato. Los botijos guardia civil son impresionantes. Jaja.
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