sábado, 20 de enero de 2007

LOS "PEQUEÑOS JUEGOS" DE LA REVISTA FOTOGRAMAS

Mi amigo da-beat me trajo esta semana el último número de la revista Fotogramas. Hace más de una década la compraba de vez en cuando porque, entre tonterías y cotilleos, encontraba alguna crítica aceptable. Es posible que ahora siga habiéndolas, pero me ha resultado penoso comprobar que ahora el cine es definitivamente una disculpa para poner el tenderete comercial.

Ando un poco despistado en esto del cotilleo cinematográfico, pero compruebo que Fotogramas es ahora decididamente masculino-machista pues me ha asombrado el número de pechos femeninos -me resisto a llamarlos tetas- que con cualquier disculpa se encuentran por página, algunos con sabrosos comentarios. Un extraterrestre pensaría que todo el cine es así. Allá ellos, es su negocio.

Yo voy a otra cosa. Da-beat me trajo el Fotogramas para que me fijara en este "pequeño juego" de la revista: "El buscador de perfumes". Aparentemente una tontería más para pasar el rato y hacer unas risas cómplices con la disculpa de una peli acual.

Quería llamarme la atención sobre el punto 3 -"¿Qué licor escogería para emborracharse?"- continuando nuestros intercambios sobre el cínico uso de la publicidad alcohólica por las empresas, los medios y las autoridades públicas (tienes varios post anteriores en la etiqueta alcohol y publicidad). Si cambiamos "emborracharse" por "intoxicarse", comprobamos hasta dónde nos han llevado algunos. Por lo visto, los que nos gusta beber por placer un buen vino o un buen combinado somos unos marginales anticuados.



Pero hay más, mucho más, es este inocente juego matarratos. Como en todo este mundo de los medios, cuando te paras y te pones a mirar las entretelas empiezas a fijarte en otras cosas. Veamos:

- Como estamos entre hombres muy hombres, tenemos que hablar claro. Punto 2: "¿Por cuál de estas bellezas cambiaría a su novia durante un fin de semana?". Como soy "cinéfilo" las conozco bien, en profundidad, gracias a Fotogramas, cómo no.

- Pero, claro, no puedo ser ni Clive Owen ni Jude Law y, por lo tanto, no puedo tirarme a unas tías tan buenas como éstas. Afortunadamente puedo hacer otras cosas: emborracharme y perfumarme para sentirme como ellos cuando estoy con mi novia o busco un rollo.

- Compruebo que no lo tengo difícil: son marcas conocidas para los lectores de Fotogramas. Precisamente la mayoría de ellas se anuncian en este número, y seguramente no tendré problemas para encontrar las demás en anteriores números. ¡Qué casualidad, oye!

- Los autores del "pequeño juego" saben perfectamente que vamos a realizar el camino inverso de lectura, el que empieza en las asociaciones de los perfumes.
Veamos: yo necesariamente tengo que identificarme con una (¿por qué no todas?) de estas auto-imágenes complacientes:
-Deportista que no quiere pasar desapercibido.
-Madurito interesante con las primeras canas.
-Amante de lo clásico y el lujo.
-Hombre que no se achanta a la primera de cambio.
-Chico sensible con encanto, amante soñado por muchas mujeres.
-Hombre fresco (?) e independiente.
-Hombre que busca llamar la atención pero sin empalagar.
-Hombre moderno, intenso y vulnerable (oh).
- Pues bien, si me tengo por una o varias de estas alagadoras auto-imágenes, necesariamente tengo que tener "mi perfume" y "mi bebida", los que expresan de verdad-verdad todo lo que soy. Gracias a ellos el personal, que no sabe mirar, terminará por reconocerme.

- Y para eso está Fotogramas. Te ha ofrecido unas tías buenas y la solución para soñar que te las llevas de fin de semana. Son actrices y tal, pero eso les resulta secundario: ¿no estamos entre tíos?.

- El juego de Fotogramas está ahora bien claro: Gracias a este inocente y sencillo juego ha encontrado otro medio para hacer caja o compensar con un regalito todo el dinero que dejan las marcas en sus páginas. Así que todos contentos.

- Al final todo es cuestión de sueños -¿Quién no los tiene?-. Somos tan idiotas que dejamos que otros se encarguen de administrárnoslos para llevarnos dulcemente a su huerto, ese zoo de cristal en el que el pesebre y el abrevadero nos hacen olvidar los barrotes y que tuvimos otros sueños sin cosas ni dinero por medio. Por ejemplo: el la posibilidad de otro mundo diferente en que el dios Mercado no nos impusiera de forma tan asfixiante su teología del pensamiento único.

Pero va, lo dejo: ya me puse trascendente, moralista y sentimental, y esto no era más que un "pequeño juego".

A propósito: ¿Qué perfume deberé usar, con qué licor debo emborracharme, para complicarme menos la existencia?.

3 comentarios:

  1. Muy bueno!!! :) (Es la primera vez que entro en tu blog pero ya te has ganado un nuevo lector!)

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  2. ¡Genial Ángel!
    Veo además al ampliar la foto de la revista que las caras aparecen recortadas, parecen caretas listas para ponérselas encima.
    Me ha encantado el tono y me has hecho reir y pensar (perdón, pensar no que eso es muy malo).
    Un fuerte abrazo

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  3. Gracias "anónimo", gracias Juanjo. Sois muy amables. Ángel.

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