miércoles, 1 de junio de 2016

Practicar contrapublicidad para formar ciudadanos con criterio y compromiso



Estos dos ejercicios de contrapubliciad los he desarrollado en las últimas semanas. El primero forma parte del  proyecto "Destripar Publicidad" dedicado a la actual campaña de marketing y publicidad de Coca-Cola.

El segundo lo preparé el lunes pasado en un par de horas como reacción al cabreo que me produce una burda utilización del sexo y el amor. Ya lo difundí en Twitter

Confieso que me divertí mucho, experimentando ese placer que se siente cuando pones en evidencia las trampas y falacias de la retórica publicitaria.

Puedo pensar por las mismas razones que puede resultar igual de interesante, divertido y motivador para nuestros alumnos. Pero no es tan fácil. Me explicaré.

Una de las aventuras más interesantes para un ser humano es la de volar, tanto física como mentalmente. El vuelo físico nos lo facilita el avión y otros medios que hemos desarrollado. El vuelo mental, el que nos hace remontarnos sobre las cosas, sus nombres y envolturas, es una experiencia que cada individuo debe aprender costosamente, lo mismo que caminar, nadar o leer y escribir.

Bien. La escuela no potencia directamente eso. La escuela que todos conocemos, no la que deseamos, claro. Digamos que el vuelo personal, el que proporciona criterio propio, es un efecto colateral que se produce en los alumnos a base de masajear la racionalidad en muchas actividades educativas. No en todas, ojo, que el memorismo reproductor aún dominante sigue causando estragos.

¿Exagero? Ojalá. A la mayoría de maestros y profesores nos gustan los alumnos sumisos, obedientes, gente de orden que conoce y asume las reglas sin cuestionarlas. Se trata de una labor de poda y recorte de alas que le viene muy bien al sistema. ¿Acaso no es la escuela una institución reproductora del orden social?

Escribir en primera persona, por ejemplo. Para mi sorpresa, la mayoría de los alumnos que me llegaban a 1º de ESO no habían escrito prácticamente nunca en primera persona, y cuando les proponías escribir una entrada en el blog exponiendo sus trabajos y valoraciones, como que les temblaban las piernas ante una tarea dificilísima.  Lo mismo cuando les mandaba emitir su opinión personal sobre las noticias que trabajaban en sus cuadernos de prensa (analógicos y/o digitales).

Si escribir en primera persona les producía a estos alumnos el terror de lo desconocido, cuando tus alumnos eran los de Comunicación Audiovisual de 1º Bachillerato, y les proponías realizar contrapublicidad, les ocurría exactamente lo mismo que a los niños de 1º ESO.

NO ES FÁCIL CREAR CONTRAPUBLICIDAD CON LOS ALUMNOS. Lo que, paradojas de la educación, es un potente argumento para hacerlo.



LAS VENTAJAS
  1. Quedarse en la lectura de imágenes, como hemos hecho hasta ahora en este proyecto, nos impide sacarle todo el jugo educativo a nuestra puesta en cuestión de las trampas y trucos de la retórica publicitaria. Es necesario buscar y crear alternativas a lo que enjuiciamos. Solo así se amplían los caminos de la crítica y se abren otros de creatividad alternativa.
  2. Quedarse en el estudio de campañas publicitarias y crear anuncios y spots propios no está mal, pero puede resultar una hermosa pasarela de integración acrítica en el pensamiento dominante, el de los emprendedores, empresarios de sí mismos que nos impone el neoliberalismo
  3. Crear contrapublicidad, al contrario, permite obtener las mismas competencias (otro término neoliberal) pero con visión panorámica, volando desde lo alto, y adquiriendo criterio propio y compromiso ciudadano. Casi nada.

Ya seguiré en otro momento. Pocos lectores habrán llegado hasta aquí, pero no me importa demasiado: escribir a muchos nos ayuda a organizar y profundizar en nuestras ideas. Gracias a los que llegasteis. 



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