Ya debe estar todo dicho sobre el mundial de fútbol, pero lo traigo aquí por dos razones: Por un lado una deuda con el amigo Julián y su extraordinario blog de contrapublicidad Proyecto Squatters. Por otro, la magnífica portada del ABC del 29 de junio.
"La bandera no se mancha" es una trabajada contrapublicidad denunciando la apropiación de la bandera argentina por la publicidad "patriotera" de las grandes corporaciones, "siempre apátridas, siempre extranjeras".
"La bandera no se mancha" es una trabajada contrapublicidad denunciando la apropiación de la bandera argentina por la publicidad "patriotera" de las grandes corporaciones, "siempre apátridas, siempre extranjeras".
Mira este dramático spot para comprender a qué se están refiriendo:
En comunicación privada le comentaba al amigo Julián mis sentimientos contradictorios. Las banderas, banderías y todos los que las agitan me gustan muy poco. El Roto lo ha expresado como nadie en muchas de sus viñetas. Ésta, por ejemplo:
Tampoco soy futbolero, pero pienso con mi añorado Vázquez Montalbán que el fútbol es el reducto menos conflictivo y más desdramatizador para proyectar los ardores patrios. Las religiones monoteístas y el nacionalismo han sido, sin lugar a dudas, las dos ideologías en cuyo nombre más daño y destrucción se ha ocasionado la humanidad en los últimos siglos. Nuestro país sabe mucho de eso, pues ha sufrido y sigue, en parte, padeciendo de ambas dolencias.
En tal sentido, la portada de ABC me parece una extraordinaria ejemplificación de lo que expongo. Quítese del montaje el rostro de Fernado Torres y se entenderá a qué me refiero. Cuando el jugador desaparece, el "España se la juega" se carga de dramatismo al sentirse irresistiblemente atraído por el titular "El TC purga el "estatut""
La bandera es un perfecto ejemplo de la imagen como símbolo, de la imagen como eficaz portador de ideas complejas, facilitando una comprensión inmediata de todos. Como tal símbolo, la bandera española lleva encima toda una carga histórica de enfrentamiento y división. Nos guste o no, es así. Agitar la bandera en España es aún una forma de afirmación agresiva de unos españoles frente a otros.
Menos en el fútbol.
Estos calurosos días a nadie asustan las banderas en las ventanas y balcones de media España. Al contrario. Es más, si se ganase este mundial, es fácil pensar en la reducción de la inflamación nacional que padecen muchos en este país.
La publicidad de objetos de consumo, cuando se apropia de alguna idea o valor, lo desvirtúa y materializa. Lo hace con los afectos, con la amistad, con la autoestima, con la cultura, con la historia, con todo lo que se le ocurre. Todo vale si sirve para hacer caja. Coca Cola va con la selección Argentina, con la estadounidense, con la Española. Lo mismo que las religiones bendiciendo a la vez a banderías enfrentadas.
Así que, por mí, y sin que siente precedente, que la publicidad contamine con su toxina paralizante a todas las patrias, a todas las banderas, y a las mentes de todos los que las sostienen. La publicidad como religión o teología, al menos reduce su violencia a lo simbólico. Lo que tampoco es "moco de pavo".
En fin, que gane España, que gane "la roja", aunque nada más sea por desdramatizar la forma en que vivimos las identidades en nuestro país.
Para cerrar esta larga entrada, os muestro el PhotoPeach que hice el mes pasado en Chicago, cuando me topé sin pretenderlo con la manifestación-procesión-cabalgata del Memorial Day, de la que hablo en esta entrada de Problemas del Presente.
Ellos no necesitan del fútbol para agitar su bandera sin dramatismo. Todo lo contrario de nuestro país.
En tal sentido, la portada de ABC me parece una extraordinaria ejemplificación de lo que expongo. Quítese del montaje el rostro de Fernado Torres y se entenderá a qué me refiero. Cuando el jugador desaparece, el "España se la juega" se carga de dramatismo al sentirse irresistiblemente atraído por el titular "El TC purga el "estatut""
La bandera es un perfecto ejemplo de la imagen como símbolo, de la imagen como eficaz portador de ideas complejas, facilitando una comprensión inmediata de todos. Como tal símbolo, la bandera española lleva encima toda una carga histórica de enfrentamiento y división. Nos guste o no, es así. Agitar la bandera en España es aún una forma de afirmación agresiva de unos españoles frente a otros.
Menos en el fútbol.
Estos calurosos días a nadie asustan las banderas en las ventanas y balcones de media España. Al contrario. Es más, si se ganase este mundial, es fácil pensar en la reducción de la inflamación nacional que padecen muchos en este país.
La publicidad de objetos de consumo, cuando se apropia de alguna idea o valor, lo desvirtúa y materializa. Lo hace con los afectos, con la amistad, con la autoestima, con la cultura, con la historia, con todo lo que se le ocurre. Todo vale si sirve para hacer caja. Coca Cola va con la selección Argentina, con la estadounidense, con la Española. Lo mismo que las religiones bendiciendo a la vez a banderías enfrentadas.
Así que, por mí, y sin que siente precedente, que la publicidad contamine con su toxina paralizante a todas las patrias, a todas las banderas, y a las mentes de todos los que las sostienen. La publicidad como religión o teología, al menos reduce su violencia a lo simbólico. Lo que tampoco es "moco de pavo".
En fin, que gane España, que gane "la roja", aunque nada más sea por desdramatizar la forma en que vivimos las identidades en nuestro país.
Para cerrar esta larga entrada, os muestro el PhotoPeach que hice el mes pasado en Chicago, cuando me topé sin pretenderlo con la manifestación-procesión-cabalgata del Memorial Day, de la que hablo en esta entrada de Problemas del Presente.
Ellos no necesitan del fútbol para agitar su bandera sin dramatismo. Todo lo contrario de nuestro país.
Totalmente de acuerdo, Ángel, que no estrañe a nadie que haya gente que no se sienta identificada con esa bandera que otros les agitan en la cara con agresividad y excluyéndoles.
ResponderEliminarEl 11 de julio ganó España. Muchas banderas españolas, de tela o pintadas en los rostros, se agitaron y celebraron en México, al igual que en otros países. Buen día para el deporte, ojalá también lo fuera para las relaciones internacionales, para los migrantes, para la paz.
ResponderEliminarMe encanta este sitio. Un abrazo.
Gracias por compartilo, "anónimo".
ResponderEliminarMaría Eugenia: Conocí en Chicago la explosión de vitalidad de la colonia mexicana, y entiendo lo que dices. Tengo un post pendiente. Y lo mismo con tus deseos: para nuestro país será muy positivo: mejora de la autoestima, estímulo económico y acercamiento mayor entre los españolos. No es poco.
Y, bueno, mil gracias por la mención que acabo de leer en tu blog.
(...)
ResponderEliminarMaría Eugenia: olvidé que supe de tu mención y te contesté en el post anterior. Lo siento: así conoces mi deficiente memoria, lo que bien saben mis amigos y próximos.