- La guerra de compañías de telefonía y ADSL ha tenido atascado este blog 15 días, cuando su autor ha querido cambiar de compañía, por lo que tengo que aclarar que Comunicación Audiovisual tiene vida para rato. Eso espero, al menos.
- Trato de no salirme de los contenidos y objetivos que han marcado desde el principio "Comunicación Audiovisual" como blog al servicio de una educación crítica de nuestros alumnos de enseñanza secundaria en los medios, la publicidad y las TIC. Y, aunque alguno lo dude, el contenido de este post entra también dentro del tema. La desaparición de "Comunicación Audiovisual" como asignatura optativa de Bachillerato es un síntoma más de lo que en este manifiesto se denuncia.
Promovido por la Red IRES, se trata de un valiente ejercicio de posicionamiento a contracorriente de unaimagen interesada, simplista y distorsionada, de la escuela, teñida de nostalgias pretéritas. La enseñanza no va bien, nadie lo duda, pero no es porque "bajen los niveles" o los alumnos sean peores que los de antes, sino por el pertinaz "predominio de un modelo educativo tradicional y obsoleto". Eso es lo que hay que denunciar, no lo contrario.
Léelo y compruébalo tú mismo. Los medios de comunicación, precisamente, son los responsables entre otros, de esa imagen catastrofista y estereotipada de la escuela y sus usuarios.
Y, si estás de acuerdo con su contenido, no dudes en levantar la voz firmándolo.
Ya lo dije en algún otro sitio: el manifiesto dice muchas verdades, pero creo que simplifica una realidad más compleja. En algunos aspectos, es verdad que los niveles bajan (habría que cuestionarse si los "niveles" sirven para algo) y los profesores tampoco tenemos la formación apropiada que exige la enseñanza moderna. También es cierto que hay un catastrofismo injustificado, que se llega a muchas situaciones más por incompetencia de los implicados que por la "maldad" de los alumnos. No es verdad que la escuela esté peor que antes; es una impresión deformada por la óptica de quienes miramos (los que "triunfamos" en nuestro tiempo -quizá deberíamos dejar hablar a quienes fracasaron escolarmente hace veinte años-) y por el descuido al considerar que muchos de los que hoy están en un aula hace años estaban en la calle o trabajando de aprendiz en un taller (que se atrevan las autoridades a plantear el aprendizaje laboral a partir de los catorce años).
ResponderEliminarUn saludo.
No puedo ponerle ni un solo pero... y gracias por recordármelo por e-mail. Por supuestísimo que firmo, y más aún que algo diré en el blog.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Antonio, no es fácil ponernos de acuerdo en torno a un manifiesto, cualquiera que sea, porque siempre cada uno echaremos algo en falta o no coincidiremos al completo en sus valoraciones. Éste tiene una particularidad, que es la de ir a contracorriente, reivindicando la realidad de las aulas en las que trabajamos y la imagen estereotipada llena de alarmas y luces rojas que promueven los medios. Personalmente estoy harto de tener que explicar cuando me identifico como profesor de secundaria, que no he sido agredido, que los adolescentes no son ni más violentos, ni más descerebrados que los adolescentes que fuimos nosotros. Y respecto al nivel, no es la primera vez que he tenido que sacar como prueba los manuales que conservo de mi educación bajo la LGE del Franquismo. Todavía me duelen las orejas de oír a Pérez Reverte decir las tonterías que denuncia el manifiesto.
ResponderEliminarJuanjo, un abrazo.