lunes, 13 de febrero de 2017

Por qué no va a entrar la educación mediática en el posible Pacto Educativo (1)



Este vídeo recoge el hangout (qué feo barbarismo para denominar una videoconferencia) en la que participé el pasado 27 de enero. Para mí fue una experiencia enriquecedora y muy motivadora, dado el alto nivel de participantes como Mercedes Ruiz Londones, Luz Beloso, Alfonso Gutiérrez, José Daniel García, Manuel Cristóbal y Jesús Hernández como coordinador. Resultó particularmente agradable la cordialidad comunicativa que se estableció entre todos nosotros, ante, durante y después.

Consiguieron cargarme las pilas, que siempre viene muy bien. Y provocarme a escribir esta pequeña serie de entradas sobre un tema tan importante para este blog. 

Mi intervención en el vídeo se oye mal por la calidad de mi conexión de pueblo, lo que ha sido un impulso más para meterme en este campo florido.

Así que en sucesivas entradas desarrollaré algunas ideas expresadas sobre la educación mediática y su problemático futuro en la educación obligatoria. Trataré de argumentar por qué soy pesimista respecto al único futuro viable que veo para generalizar esta urgente alfabetización de ciudadanía, que no es otro que contar con un currículo propio.


¿Dónde está el profesorado que trabaje la educación mediática?


Imagen CC0 Dominio Público en Pixabay

En Competencia mediática del profesorado y del alumnado de educación obligatoria en España,  publicado recientemente en la revista Comunicar sus autoras ponen en evidencia un estado de cosas que todos los que pisamos los centros conocemos:
(...) a pesar de que ambos protagonistas de la educación formal viven inmersos diariamente en experiencias mediáticas, la transferencia al proceso de enseñanza y aprendizaje no se aprecia realmente en la mayoría de los centros escolares.
Es como decir, citando una ya vieja provocación de J. Ignacio Pozo, que seguimos con una escuela que ofrece contenidos del siglo XIX, con profesores del XX a alumnos del siglo XXI.

Y que nadie que no conozca los centros desde dentro me venga con milongas, porque esta es la situación a pie de aula. Es muy fácil caer en la tentación de idealizar una realidad cuando solo tienes referencias de los que hablar, dicen y publican en las redes sociales sobre el tema. Es el riesgo de los colegas universitarios.

Y no es que somos pocos, lo que es cierto, pero, visto el panorama en su conjunto, no somos más que una curiosa minoría en muy pocos de los centros de secundaria de nuestro país.  

Dicho de otro modo: no se atisba en el horizonte esa masa crítica capaz de desencadenar por sí misma cambios importantes en la educación mediática. 

Y estamos así por varias razones a mi juicio:
  1. La fundamental: Carencia de entidad y currículo propio. La presencia de los medios en el currículo es más que nada retórica, adornando intenciones y objetivos generales. Las autoras del artículo mencionado aciertan con el adjetivo: d i f u m i n a d a... 
  2. La baja capacitación del profesorado. En su investigación las autoras diferencian tres niveles para cada una de las dimensiones elegidas (siguiendo a Ferrés Prats y Piscitelli): Básico, Medio y Avanzado. A nadie que no esté dentro le sorprenderá que la capacitación del 50% del profesorado está en el nivel inferior, el básico, el de poco o nada. Es preocupante, ¿no? Cierto que hay en torno a un 25% con nivel Avanzado, pero no llegan al 20% la capacitación en la dimensión "Ideología y valores", de tanta importancia en la educación mediática. Aunque la actitud ante los problemas sociales resulta fundamental en la educación mediática, las autoras de la investigación referenciada destacan la importancia decisiva de los procesos de formación para la adquisición de niveles óptimos en competencia mediática.
  3. El aumento del estrés y la merma de motivación. Aunque siempre es necesario un moderado nivel de estrés para activar la motivación y el cambio, el aumento progresivo de la carga laboral, así como la incertidumbre y contradicciones de los cambios legislativos, se corresponden mal con las nuevas demandas de conocimientos y habilidades que se le exigen a los profesores para trabajar en centros con recursos (entre ellos Internet y las TIC) cada vez más precarios. 
  4. Reticencia del profesorado al uso generalizado de los medios y dispositivos digitales. En la línea de la cita de Ignacio Pozo, la escuela sigue fuertemente amarrada a la "Era Guntenberg", participando las culturas escolares de un rechazo a los medios y las redes sociales, como distractores de las más elevadas tareas escolares. En lugar de proporcionar instrumentos racionales y metodológicos para encarar de forma crítica unos medios cada vez más omnipresentes, se adopta la postura del avestruz. Basta ver las "soluciones" arbitradas en la mayoría de los centros respecto al uso de los móviles.
  5. Resistencia del profesorado a cambiar los roles habituales del siglo XXManuel Area define los nuevos roles con las metáforas del DJ, Curator y Community Manager. Si resulta urgente el cambio en todas las materiasen el trabajo de los medios y con los medios resultaría un sinsentido llamativo seguir con los viejos hábitos . Y eso supone un obstáculo no menor, que se une a todos los anteriores. 

¿Entonces, qué hacemos?

Imagen CC0 Dominio Público en Pixabay

Los que tenemos mucho callo forjado en la pelea por la educación mediática y audiovisual, vamos a seguir, cómo no, en nuestros puestos frente a ese casposo productivismo del viento neoliberal de la LOMCE, que solo busca rendimientos materiales, y a cuyos inspiradores poco les importa la vida buena y la emancipación ciudadana. 

Pero, eso sí, necesitamos soñar un poco, no perder de vista el horizonte.  

Nos vendrá bien, por ejemplo, ponernos a pensar cómo conseguir de forma realista que en todos los centros de Secundaria haya un profesorado bien formado que trabaje la educación mediática con los alumnos y alumnas. 

Es a lo que dedicaré la próxima entrada.

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Nota: las referencias utilizadas las pondré en la última entrada de esta serie.


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