Nota previa.
Esta entrada recoge un hilo de twitter que acabo de publicar de forma catastrófica gracias a Twitter y su puñetero algoritmo. La cara de oportunidad que presenta todo lo que nos pasa, menos la muerte, es que ha sido la manera de volver a este blog, que permanecía varado desde hacía ya mucho tiempo.
Al lado de mi casa aparca un fumador que se desprende de las cajetillas tirándolas al suelo. Esta la rescaté a 3 metros del contenedor de papel y del de "Ecovendes" (atención al simbolito de "punto verde" de abajo) El caso es no he dejado de darle vueltas.
La imagen y las advertencias, tanto en lado de mayor tamaño, como en los laterales, son brutales. No se puede ser más contundente, visual y verbalmente. Hasta hay sitio para la preocupación medioambiental.
Solo queda un paso más allá: una cajetilla de marca blanca sin logos que puedan hacer vibrar los vínculos emocionales creados por la omnipresente publicidad. Lucky, es sabido, es para gente valiente que ama la libertad.
Aún así, si suprimimos de la cajetilla la marca, no deja de ser una horrorosa llamada de atención al consumidor sobre los terribles perjuicios para nuestra salud que provoca fumar.
Lo que ocurre es que solo nos impresiona a los que no fumamos, a los que decidimos un día dejar de fumar. Una cajetilla como esta viene a subrayar la sabia decisión que tomamos entonces.
He ido un poco más lejos y he adaptado la imagen de la cajetilla al tema del cambio climático y la lucha en la que participo por crear conciencia de la terrorífica radicalidad que supone la emergencia climática en la que estamos metidos.
La conclusión me parece evidente: lo que importa es la mirada y lo que hay detrás de ella: solo nos impacta de forma intensa a los que lo tenemos asumido y hemos dado un paso adelante.
La explicación tiene mucho que ver con el cuestionamiento de nuestra sobreestimada racionalidad y la fuerza de los sesgos cognitivos que lastran nuestra percepción de la realidad y de los problemas que nos acechan.
También radica en que el cambio climático, como la mayor parte de los grandes retos medioambientales es, según Timothy Morton, un hiperobjeto, algo tan masivamente distribuido en el tiempo y el espacio, que se tambalea en el precipicio de lo incognoscible.
`
Jorge Riechmann, Luis González Reyes y otros muchos han escrito interesantes reflexiones y propuestas al respecto. Aún así, no son pocos los que piensan que será la fuerza de los hechos la que cambie las voluntades de una sociedad parasitada por la superficialidad y la prisa.
De ahí el protagonismo actual e inmediato de una de las olas del tsunami, la del declive energético en el que ya estamos metidos de cabeza, y que tan bien ilustra diariamente por @amturiel y su “todo normal y bien”. (12)
En estos casos siempre tiro de la cita de Naomi Klein en “Esto lo cambia todo”: “El miedo puede hacernos actuar como si fuéramos sobrehumanos. Pero tiene que haber un sitio hacia el que correr. Si no, el miedo solamente es paralizante”. Ese miedo es el que nos arrojaría ahora muy probablemente a los brazos del ecofascismo.
“Sin autoengaño, sin desesperanza”, aunque solo sea para “no dejar en la estacada a los muertos”, como bien señala Jorge Riechmann, nuestro compromiso es ayudar a desbrozar y roturar caminos por los que transitar con valores tan en desuso como la solidaridad empática, el auxilio mutuo y el sentido comunitario.
Nunca había escrito un hilo tan largo (entradas, sí, claro) . Será porque expresa fundamentalmente mis dudas y perplejidades ante el inquietante futuro que nos viene por delante después de la calma previa del asueto veraniego.