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lunes, 1 de abril de 2019

De vuelta de Granada. Presentación utilizada en las Jornadas, y alguna cosa más.


Yo pensaba subir simplemente la presentación al final de la entrada anterior. 

Pero no, tenía antes que decir algo de mi experiencia allí con lo mejor de la profesión: con esos y esas colegas que, además de trabajar bien sus propias materias y áreas de conocimiento, dan un paso más y se "pringan" en todas esas actividades que enredan y hacen que fluya la vida cultural (y la otra) de  todos los centros: las salidas al medio, los viajes de estudios, la revista, el teatro, las exposiciones de los pasillos, los conciertos,... y la BIBLIOTECA.

De ahí las gracias que les di por el privilegio de compartir con ellos mis reflexiones sobre la escuela, la educación mediática y las bibliotecas escolares, así como el papel al que estas están llamadas en el tránsito necesario a la educación que exige la ciudadanía en este "Siglo de la Gran Prueba", en palabras de Jorge Riechmann.

Después, con las intervenciones de Juan Mata, Andrea VillarrubiaAna Garralón y Loli Olmos, me fui empequeñeciendo, emocionado por su sabiduría y ese amor a la educación y a los libros que transmitían en sus palabras.

He vuelto cargado de ideas y proyectos ilusionantes, se ha reafirmado mi convicción en las posibilidades emancipatorias de la escuela y los libros, mucho más allá de la mera reproducción social e ideológica.

Y he vuelto a sentir que no estoy solo, que somos una inmensa minoría los que creemos en todo esto. Como para no estar agradecido por el privilegio de acompañarles.

Cuando pregunté a algunas de las asistentes por la dinámica de las bibliotecas escolares en otras provincias de la Comunidad Andaluza, todas coincidieron en señalar y subrayar el entusiasmo, la entrega y la pasión que pone Loli Olmos para hacer que las bibliotecas escolares de Granada estén a la vanguardia de la acción y la innovación.

También de eso puedo dar fe por su cálido acogimiento, dentro y fuera de las Jornadas.

Como para no escribir esta entrada.


IMPORTANCIA DE LA MIRADA Y EL PUNTO DE VISTA.

Como les comenté en mi intervención, soy de los que piensan como Balzac que la vida está en los márgenes, incluso literalmente: las cunetas son los más importantes reservorios de vida salvaje en una tierra sojuzgada, mientras que el latir de una ciudad está en sus pintadas y su arte urbano. No he encontrado mucho en Granada, señal de que tengo que volver. Conozco bastante mejor Salamanca o Zamora.

Aún así, no dejé de cruzarme con muestras interesantes el poco tiempo que estuve en la ciudad.

Esta es una pequeña selección. Algunas, de las que hablé en la charla, las he incorporado a la presentación:


Patio de la Facultad de Pedagogía.
La incorporaré a mis diapositivas sobre la dualidad de la escuela.

Algunos deberíamos tener más presente esta genial reflexión.


Mucho cerrajero en Granada. 
¿Reminiscencias de la Conquista del pueblo histórico 
con mayor presencia temporal en este solar?

Hermosas palabras en las escaleras de la facultad de Pedagogía. 
Se van desluciendo, pero vendrán otras a darles brillo.

España, desierto y toros, sí señor.

También hay sitio para otras miradas en los bellísimos monumentos 
que enriquecen esta hermosísima ciudad. 
Perdidos entre la estética y el arrobamiento de la mirada, 
le damos poca importancia a la función social del arte.
  


Pues eso.







jueves, 7 de marzo de 2019

¿CÓMO ANDAMOS EN EDUCACIÓN MEDIÁTICA?

Nota previa.
Esta entrada se publicó originalmente en Evaluación, una página de la Agencia Andaluza de Evaluación Educativa.  Aquí me he limitado a unos pequeños retoques y actualización de algunos datos.


¿De qué hablamos cuando hablamos de Educación Mediática?

Como ya he comentado en otro momento en este blog, en el ecosistema terminológico en el que se mueven las nuevas alfabetizaciones, hay muchos tiras y aflojas, muchos “te como o me comes”; y sobre todo, mucha indefinición entre tanta definición. 

Más allá del navajeo y las peleas de egos y cátedras, la situación refleja ciertamente una realidad muy fluida. Desde hace varios años yo vengo apostando por Transalfabetización, más que nada para designar un horizonte en el que, en mi opinión, convergerán interconectadas todas las alfabetizaciones. 

Pero aquí me basta convenir en el término multialfabetización, que es el que le gusta a mi admirado Alfonso Gutiérrez

Dentro de la multialfabetización, si nos referimos a la Educación Mediática como parte fundamental de ese magma alfabetizador, podemos convenir en que, más o menos, todos sabemos a qué nos referimos. Otra cosa son los límites, los énfasis y los matices, claro. 

Sobre los límites, podemos asumir todos que la Educación Mediática (también Alfabetización Mediática) se centra en la adquisición de conocimientos y habilidades para la comprensión crítica de los medios y la elaboración de productos mediáticos.

Sobre los énfasis del concepto: Hasta hace unos años, el énfasis estaba en la comprensión, mientras que ahora, con el protagonismo de las redes sociales, la elaboración de productos mediáticos forma parte consustancial.

El siguiente mapa conceptual sobre la competencia mediática que he preparado a partir de dos autoridades de reconocido prestigio, Joan Ferrés Prats y Alejandro Piscitelli nos ayuda a redondear el concepto:



¿Cómo anda el personal en estos temas?

Ahora vamos al tema que nos ocupa. Cuando me preguntan sobre estos temas siempre me acuerdo de la vieja provocación de J. Ignacio Pozo, cuando se refería a “lo nuestro” como una escuela del siglo XIX con profesores del XX enseñando a alumnos del siglo XXI.

¿Qué pensar, si no, de esa mayoría de centros que mantienen desterradas, y hasta satanizadas sin consideración alguna, las pantallas móviles de los alumnos, siendo como son el principal dispositivo con el que acceden a los medios y un elemento fundamental de socialización?. ¿Acaso no nos presentan una extraordinaria oportunidad para ayudarles a “pensarlos” y a utilizarlos de otra forma?. 

Y no solo esto, sino que, todavía más grave, las experiencias mediáticas en las que todos, alumnos y profesores, estamos inmersos cotidianamente brillan por su ausencia de los contenidos y procesos de enseñanza y aprendizaje de escuelas, centros e institutos. 

Pero vayamos a los datos. Aunque, como señalan muchos autores “no existe aún suficiente investigación con evidencias científicas respecto al diagnóstico del nivel de alfabetización mediática de la ciudadanía, que permitan realizar propuestas adaptadas a diferentes sectores poblacionales”, creo que tenemos un número suficiente de investigaciones para hacernos una idea de cómo anda el personal en estos temas. Las que he consultado para escribir esta entrada las indico al final, en las referencias.

Afortunadamente, todas las investigaciones consultadas se remiten a las 6 dimensiones de la competencia recogidas en el gráfico anterior, diferenciado tres niveles: Básico, Medio y Avanzado.


¿Qué nos dicen de los ciudadanos considerados globalmente?
  • Se detectan graves carencias en el grado de competencia mediática de los ciudadanos y ciudadanas españoles. 
  • Estas carencias no ofrecen diferencias muy significativas en función de las variables de género, de edad y de nivel de estudios. Es decir, ni la edad ni el nivel de estudios garantizan la competencia.
  • Entre esas graves carencias está la incapacidad de la mayoría para detectar mensajes que no sean muy manifiestos, o para explicar cómo puede ejercer su influencia un mensaje que no recurre a ningún tipo de argumento (la publicidad, por ejemplo)
  • Solo en lo que se refiere la dimensión tecnológica se obtiene una calificación suficiente. En este caso las diferencias entre las personas jóvenes y las de la tercera edad si que son muy acentuadas. 


Procedencia: Ramírez-García, Antonia y González-Fernández, Natalia: 
Competencia mediática del profesorado y del alumnado de educación obligatoria en España.


¿Cómo están los estudiantes de los niveles obligatorios (Primaria y Secundaria)?

Hay bastante unanimidad en el diagnóstico:
  • En E. Primaria: niveles medios en todas las dimensiones de la competencia.
  • En E. Secundaria (ESO y Bachillerato): Niveles básicos en la mayoría de las dimensiones, salvo en Tecnología y Estética. Es decir, se produce un estancamiento relativo.

¿Cómo están los profesores de Primaria y Secundaria?

Aquí, sin embargo, se produce cierta disparidad en datos y análisis de los mismos, aunque globalmente el diagnóstico es realmente deprimente:
  • Según equipo de Aguaded:
    • 32,5% con nivel avanzado, 34% con nivel medio (34%) y 33,5% con nivel bajo
  • Según Ramírez-García y González-Fernández, 
    • Niveles básicos en todas las dimensiones.
    • 25% con nivel Avanzado
    • No llegan al 20% la capacitación en la importante dimensión "Ideología y valores".
Este último aspecto es realmente muy preocupante, dada la importancia capital que tiene en la educación mediática, y en el protagonismo (casi) único que está llamada a asumir la escuela para su desarrollo.


¿Cómo salir adelante de esta deprimente situación?

Por ideas que no falte. El problema, ya lo sabemos bien los de casa:
  • Parece que la existencia de una motivación potente (profesión, aficiones,...) es un factor clave para romper barreras de edad o de falta de conocimientos.
  • Esta motivación, entre otros desencadenantes, tiene mucho que ver con el currículum. Mientras no esté presente en el mismo de forma decidida, bien como asignatura independiente (como EM o, quizás mejor, como EMI, Educación Mediática e Informacional) poco se podrá avanzar.
  • Para desarrollar la potencialidad educativa de la EM, resulta fundamental que esté presente desde E. Infantil y Primaria.
  • Es necesario trabajar la Educación Mediática tanto en la enseñanza formal como en la no formal. Para vivificar una sociedad democrática no se puede dejar de lado un amplio abanico de la sociedad que sufre igual o en mayor medida la influencia de los medios y las tecnologías de la información y la comunicación: colectivos como los mayores, las amas de casa, los desempleados, etc. Pienso en instituciones tan importante como las bibliotecas públicas, pero no solo en ellas. 
  • Se necesita fortalecer en estrecha relación con la escuela la competencia mediática de las familias, para poder establecer una comunicación eficaz y focalizada en la educación compartida de los menores.
  • Las investigaciones consultadas ponen de manifiesto algo que todos deberíamos saber: la dimensión tecnológica es en la que mejor se defienden alumnos y profesores. No debería ser, por lo tanto, la prioritaria, cuando de hecho lo es en en la mayoría de los centros. Ya se encarga la industria de hacer la tecnología cada vez más invisible para llegar al máximo de consumidores. Y, sin embargo, la escuela sigue ahí con unos pasos de retraso y unos medios tecnológicos obsoletos.
  • Otra insuficiencia de la educación mediática realmente (in)existente: soslayar la importancia capital de las actitudes, de todo lo afectivo. la competencia emocional resulta fundamental en el desarrollo de la competencia audiovisual y mediática
  • Y, por último, parece que la formación del profesorado resulta un elemento clave para la consecución de niveles óptimos en todas las dimensiones de la competencia mediática. Pero, pescadilla que se muerde la cola, no podemos dejar que sea solo el interés intrínseco y actitudinal de la EM el que determine la formación en medios de los profesores. Todo pasa por su entrada con decisión y rotundidad en el currículo. Vamos, que diríamos aquello de Es el currículo, estúpido, remedando aquella célebre frase -”Es la economía, estúpido”- de James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton en la exitosa campaña de las elecciones de 1992.
Sobre esa necesaria entrada de la EM en el currículo escolar he reflexionado en estas dos entradas: 

Los instrumentos de evaluación. ¿Los probamos?

Juguemos un poco, va. 

Para saber de qué estamos hablando os propongo que os enfrentéis a alguno de los sencillos (y seguramente divertidos) cuestionarios que os enlazo. 
  • Los cuatro primeros son los utilizados en el Proyecto de Investigación dirigido por Aguaded. 
  • Los dos últimos son de elaboración propia.
Comprobaréis algo que ya sabéis: que la (auto)evaluación sirve, entre otras muchas cosas, para detectarnos insuficiencias y provocarnos interés por algunos aspectos de la EM. Nada que ver con PISA y todas esas pruebas que miden competencias para el Mercado de los Emprendedores. Yo, al menos, con mi jubilación me libré de la LOMCE neoliberal y de esos artefactos nuevos que son los estándares...

Y es que, no nos engañemos, la Educación Mediática que muchos defendemos no es, ciertamente, nada funcional: solo crea ciudadanos extrañados, críticos y “tocacojones” con el sistema establecido. Este solo busca sumisión -creativa y emprendedora si es posible-, pero sumisión. 

Vamos, que los corderos estén entretenidos con un buen pasto, pero que no traten de mirar al otro lado del muro. El tinglado de la sociedad del espectáculo mostraría entonces sus costuras y quedaría en evidencia.

Pues eso, jueguen un poco ustedes, y ya me dirán.




  • Ferrés i Prats, Joan, Aguaded Gómez, Ignacio y García Matilla Agustín (2012) : La competencia mediática de la ciudadanía española. Revista ICONO 14, Vol.10, No.3, pp. 23-42. Madrid (España) file:///Users/Angel/Desktop/Dialnet-LaCompetenciaMediaticaDeLaCiudadaniaEspanola-4102667.pdf
  • García-Ruiz, Rosa; Gozálvez Pérez, Vicent y Aguaded Gómez, J. Ignacio (2014): La competencia mediática como reto para la educomunicación: instrumentos de evaluación. Cuad.inf. no.35 Santiago http://www.scielo.cl/pdf/cinfo/n35/art01.pdf
  • Contreras Pulido, Paloma; Palanco Salguero, Antonio; Aguaded Gómez, José Ignacio (2013): Herramientas de evaluación del nivel de competencia mediática en la Enseñanza Obligatoria en España. Universitat de Girona. http://rabida.uhu.es/dspace/handle/10272/7394
  • Santibáñez Velilla, Josefina; Renés Arellano, Paula y Antonia Ramírez García (2012): Evaluación de competencia mediática según género y nivel de estudios. RELATEC Revista Latinoamericana de Tecnología Educativa. Vol 11(2) file:///Users/Angel/Desktop/939-3939-1-PB.pdf

miércoles, 24 de mayo de 2017

Un Congreso virtual de Educación mediática de alto nivel #EduMED17

Estamos ya en la 4ª semana del Congreso virtual. Mucho movimiento, muchos temas, mucho interés en todos y cada uno de los Ejes Temáticos:


Las actas de este Congreso (el presencial será en junio) son muy extensas, prueba de la gran implicación de investigadores e interesados en un tema tan importante como este.

Predominan, es lógico, las comunicaciones de ámbito universitario: profesores, estudiantes, doctorandos, etc, aunque no faltan (tampoco sobran) interesantes propuestas con olor a tiza de aula.

Yo personalmente tengo estas dos, que he subido a Dropbox para facilitar el acceso:











No sé cuántos se habrán apuntado, pero los "cazaméritos", esos que andan a la caza y captura de horas de formación solo para acceder a los sexenios, se están perdiendo una buena oportunidad.  Y es que solo se contempla como obligatoria una actividad P2P que consiste en lo siguiente:


En mi caso, elegí la comunicación Felicidad Campal, @fcampal, bibliotecaria en Salamanca, y coordinadora del Grupo de Trabajo de Alfabetización Informacional, en cuyo seno se redactó el magnífico informe sobre la "Integración de las Competencias ALFIN/AMI en el Sistema Educativo". Además de las Actas del Congreso, se puede ver aquí


Esta comunicación da cuenta fundamentalmente de ese informe, para mí el que realiza la propuesta más certera, sensata y coherente de camino para la introducción la alfabetización mediática e informacional (ALFIN/AMI) en los centros escolares de Primaria y Secundaria. 

Este es el informe:

Y este mi pequeño ensayo sobre la comunicación de Felicidad Campal:


... Y esta es mi insignia, una vez evaluado:



Animo desde aquí a todos los interesados en la Alfabetización Mediática. Aún tenéis tiempo para apuntaros aquí al MOOC. . La única tarea obligatoria es sencilla, como habréis leído. En los índices de las actas encontraréis un montón de comunicaciones próximas a tus intereses y preocupaciones. Solo tienes que elegir una, leerla y realizar una reflexión sobre la misma. 









miércoles, 22 de febrero de 2017

No pactarán sobre educación mediática, pero podemos soñar un poco (2)


Imagen CC0 Dominio Público en Pixabay

Soñemos...

Partiendo del panorama expuesto en la entrada anterior, nos merecemos soñar un poco, pero sin perder los pies del suelo. A eso dedico esta entrada.



¿CÓMO CONSEGUIR TRABAJAR EN TODOS LOS CENTROS LA EDUCACIÓN MEDIÁTICA?

La educación mediática como tema transversal

Nadie duda que la educación mediática, lo mismo que la educación para la paz o la educación ciudadana, son temas transversales a los que todos los profesores están llamados a integrar en sus programaciones.

Y como tal, con diferentes nombre y diferente nivel de incidencia, está recogida en nuestras últimas leyes educativas, incluida la LOMCE. El resultado es lo que ya sabemos.

Y es que no es lo mismo sugerir que proponer, y menos que reglamentar. Las generalidades, a las que tanto gusto le cogen los políticos al aprobar leyes, solo son operativas cuando bajan a la arena preceptiva.



La educación mediática como materia con currículo y especialista propio

Mi propuesta está bien clara: haciendo sitio en el currículo oficial a una materia con ese nombre u otros similares, que abarque con mayor o menor amplitud las nuevas alfabetizaciones. A mí personalmente me gusta la propuesta de la UNESCO de Alfabetización Mediática e Informacional (AMI), y la complementaría con la de Comunicación Audiovisual, que debería volver al currículo como materia optativa de 1º de Bachillerato. La educación mediática tendría carácter obligatorio y se impartiría en varios cursos de ESO (si no en todos)


¿Cómo sería el proceso?


Comencemos por recordar lo que pasó hace ya más de dos décadas con dos materias que irrumpieron de un curso para otro en el currículo de la educación secundaria: Tecnología y Economía. Al principio no se contaba en los centros con profesores formados específicamente, pero Departamentos y profesores particulares asumieron impartirla impulsados por motivos varios: más horas para el Departamento, concursos de traslados, y, por supuesto, los entusiastas voluntaristas que venían peleando por la introducción de aquellos contenidos en el currículo.

No hablemos de la calidad, coherencia o metodología de las primeras programaciones de aula, porque aquello era para todos desbrozar un camino nuevo.

Pero fue cuestión de unos pocos años: las sucesivas oposiciones han ido nutriendo estos departamentos de profesores capaces y muy bien formados. Y hoy se considera lógico y normal que estas materias tengan su sitio en el currículo, lo mismo que ocurre con con la entonces nueva presencia de la figura del Orientador.


¿Podría pasar lo mismo con la educación mediática?

Pues claro que sí, ¿quién lo duda?. Si se contemplara en la ley, su implantación seguiría el mismo camino que esas materias, y a la vuelta de cuatro o cinco años se habría normalizado y nos preguntaríamos todos, profesores, padres y alumnos, lo mismo que con la Economía y la Tecnología: ¿Cómo es posible que antes no se trabajaran estos contenidos?

En esa corta transición habría Departamentos y profesores interesados, por supuesto. Los Departamentos de Lengua serían (deberían ser) los primeros. Además, no les vendría nada mal que entrara en muchos de ellos un poco de aire fresco y removiera el polvo de querencias numantinas. Pero también serían parte interesada otros Departamentos como el de Geografía e Historia, el de Plástica y Visual o, por qué no, el de Tecnología.

Y no faltaría, por supuesto, esa minoría entusiasta de profesores que vienen haciendo voluntariosos esfuerzos para introducir estos contenidos en sus asignaturas. Ahora serían muchísimos más los decididos a dar el paso adelante sin tener que ponerse las medallas del voluntarismo. Y en paralelo, por parte de los centros de profesores y otras entidades formativas, proliferarían los programas de formación y los profesores interesados en ellos.

Muy bonito, ¿verdad?. Y todo sin gravitar. Sería una propuesta realista, que, sin levantar aspavientos recorrería el camino ya conocido con las materias mencionadas.

Esa sería su mayor ventaja, la que mejor se adaptaría a las culturas escolares dominantes.


SOÑEMOS UN POCO MÁS ALLÁ
Una posibilidad de mayor proyección educativa.


Imagen CC0 Dominio Público en Pixabay


Pero dejadme seguir soñando un poco, porque hay otra posibilidad más creativa y de mayor proyección educativa: la creación de la figura de un bibliotecario especialista en EMI (Educación Mediática e Informacional) que diera cuerpo y presencia a la manoseada transversalidad curricular, tan consustancial a la animación a la lectura, y a la alfabetización mediática e informacional.

Para visualizar esta propuesta pensemos en un profesor/departamento que repartiera su horario de trabajo de la siguiente forma:
  • Una parte a la impartición de la educación mediática y el tratamiento de la información (EMI) como una materia más.  Los alumnos de determinados cursos cuentan con ella en sus horarios, y trabajan contenidos específicos.
  • Otra parte dedicada al apoyo a los profesores y sus alumnos en proyectos que puedan poner en marcha, y que impliquen búsquedas de información, tratamiento y producción, así como publicación y difusión. 
  • Otra parte dedicada a la gestión, animación y el fomento de la lectura en distintos soportes en la Biblioteca, que sería más que nada Mediateca. 
Imagen propia

Las enormes ventajas de un bibliotecario especialista en medios

Sigamos soñando, por favor, pero sin levitar.
Si todavía no hemos perdido la capacidad de levantar la mirada y contemplar un horizonte de renovación profunda de la escuela para hacerla más acorde a los que nos demanda la sociedad de este siglo, esta figura del bibliotecario especialista en medios con las funciones señaladas, podría:
  • Romper muchos muros de un currículo excesivamente asignaturizado y compartimentado, fomentando una transversalidad real.
  • Abrir cauces al trabajo cotidiano en equipo de los profesores, especialmente necesario el momento de poner en marcha determinados proyectos. El especialista en medios sería un buen mediador (admítaseme el guiño) para reunir profesores.
  • Fomentaría en trabajo con las TIC de forma creativa y empoderadora por parte del profesorado, que, contando con ayuda y apoyo, perdería buena parte de los miedos y recelos a las novedades.
  • Fomentaría el trabajo por proyectos y otros procesos de innovación al reducir la carga de trabajo y estrés de los profesores.
  • Propiciaría las clases invertidas (flipped classroom), pero sin tener que sacarlas fuera de los centros.
  • Daría la importancia que se merece a la Biblioteca como centro de recursos y dinamización cultural del centro, acabando con el agotador voluntarismo de muchos profesores, que dejan allí esfuerzos no reconocidos, ni lectiva, ni profesionalmente.
  • Propiciaría procesos para terminar con la estructura fabril de espacios y horarios en los centros.
En suma: esta figura del bibliotecario especialista en medios sería un potente ariete para conducir la disrupción educativa, que sí o sí se va a producir antes o después, hacia una educación excelente en la formación de ciudadanos empoderados, despiertos e implicados en su tiempo.

¿A que suena bien?



Demasiado bonito como para creérnoslo. 





No hay horizontes para los que viven en un panorama de presente continuo, con gobernantes incapaces de mirar más allá de los 4 años de una legislatura, y un ambiente cultural indiferente a la barbarie de reducir el peso de materias fundamentales como Filosofía, PlásticaMúsica, y con sus profesores  teniéndose que justificar.  


Por lo visto, necesitamos más culpabilizados emprendedores de sí mismos, que ciudadanos emponderados que busquen la vida buena y la participación democrática. 

 Pero bueno, no podemos dejar que pesimismo de la lucidez apague el empuje optimista de la voluntad. Siempre tendremos grietas por donde meter la palanca. 



PRÓXIMA ENTRADA: EL PANORAMA INTERNACIONAL



Imagen CC0 Dominio Público en Pixabay

Para ampliar la perspectiva necesitamos un poco de aire del exterior. ¿Qué hacen, qué están haciendo con la educación mediática en otros países, y más concretamente los europeos, con este tema?

 Es posible que el mal de muchos nos consuele un poco. Como si fuéramos tontos. 


lunes, 13 de febrero de 2017

Por qué no va a entrar la educación mediática en el posible Pacto Educativo (1)



Este vídeo recoge el hangout (qué feo barbarismo para denominar una videoconferencia) en la que participé el pasado 27 de enero. Para mí fue una experiencia enriquecedora y muy motivadora, dado el alto nivel de participantes como Mercedes Ruiz Londones, Luz Beloso, Alfonso Gutiérrez, José Daniel García, Manuel Cristóbal y Jesús Hernández como coordinador. Resultó particularmente agradable la cordialidad comunicativa que se estableció entre todos nosotros, ante, durante y después.

Consiguieron cargarme las pilas, que siempre viene muy bien. Y provocarme a escribir esta pequeña serie de entradas sobre un tema tan importante para este blog. 

Mi intervención en el vídeo se oye mal por la calidad de mi conexión de pueblo, lo que ha sido un impulso más para meterme en este campo florido.

Así que en sucesivas entradas desarrollaré algunas ideas expresadas sobre la educación mediática y su problemático futuro en la educación obligatoria. Trataré de argumentar por qué soy pesimista respecto al único futuro viable que veo para generalizar esta urgente alfabetización de ciudadanía, que no es otro que contar con un currículo propio.


¿Dónde está el profesorado que trabaje la educación mediática?


Imagen CC0 Dominio Público en Pixabay

En Competencia mediática del profesorado y del alumnado de educación obligatoria en España,  publicado recientemente en la revista Comunicar sus autoras ponen en evidencia un estado de cosas que todos los que pisamos los centros conocemos:
(...) a pesar de que ambos protagonistas de la educación formal viven inmersos diariamente en experiencias mediáticas, la transferencia al proceso de enseñanza y aprendizaje no se aprecia realmente en la mayoría de los centros escolares.
Es como decir, citando una ya vieja provocación de J. Ignacio Pozo, que seguimos con una escuela que ofrece contenidos del siglo XIX, con profesores del XX a alumnos del siglo XXI.

Y que nadie que no conozca los centros desde dentro me venga con milongas, porque esta es la situación a pie de aula. Es muy fácil caer en la tentación de idealizar una realidad cuando solo tienes referencias de los que hablar, dicen y publican en las redes sociales sobre el tema. Es el riesgo de los colegas universitarios.

Y no es que somos pocos, lo que es cierto, pero, visto el panorama en su conjunto, no somos más que una curiosa minoría en muy pocos de los centros de secundaria de nuestro país.  

Dicho de otro modo: no se atisba en el horizonte esa masa crítica capaz de desencadenar por sí misma cambios importantes en la educación mediática. 

Y estamos así por varias razones a mi juicio:
  1. La fundamental: Carencia de entidad y currículo propio. La presencia de los medios en el currículo es más que nada retórica, adornando intenciones y objetivos generales. Las autoras del artículo mencionado aciertan con el adjetivo: d i f u m i n a d a... 
  2. La baja capacitación del profesorado. En su investigación las autoras diferencian tres niveles para cada una de las dimensiones elegidas (siguiendo a Ferrés Prats y Piscitelli): Básico, Medio y Avanzado. A nadie que no esté dentro le sorprenderá que la capacitación del 50% del profesorado está en el nivel inferior, el básico, el de poco o nada. Es preocupante, ¿no? Cierto que hay en torno a un 25% con nivel Avanzado, pero no llegan al 20% la capacitación en la dimensión "Ideología y valores", de tanta importancia en la educación mediática. Aunque la actitud ante los problemas sociales resulta fundamental en la educación mediática, las autoras de la investigación referenciada destacan la importancia decisiva de los procesos de formación para la adquisición de niveles óptimos en competencia mediática.
  3. El aumento del estrés y la merma de motivación. Aunque siempre es necesario un moderado nivel de estrés para activar la motivación y el cambio, el aumento progresivo de la carga laboral, así como la incertidumbre y contradicciones de los cambios legislativos, se corresponden mal con las nuevas demandas de conocimientos y habilidades que se le exigen a los profesores para trabajar en centros con recursos (entre ellos Internet y las TIC) cada vez más precarios. 
  4. Reticencia del profesorado al uso generalizado de los medios y dispositivos digitales. En la línea de la cita de Ignacio Pozo, la escuela sigue fuertemente amarrada a la "Era Guntenberg", participando las culturas escolares de un rechazo a los medios y las redes sociales, como distractores de las más elevadas tareas escolares. En lugar de proporcionar instrumentos racionales y metodológicos para encarar de forma crítica unos medios cada vez más omnipresentes, se adopta la postura del avestruz. Basta ver las "soluciones" arbitradas en la mayoría de los centros respecto al uso de los móviles.
  5. Resistencia del profesorado a cambiar los roles habituales del siglo XXManuel Area define los nuevos roles con las metáforas del DJ, Curator y Community Manager. Si resulta urgente el cambio en todas las materiasen el trabajo de los medios y con los medios resultaría un sinsentido llamativo seguir con los viejos hábitos . Y eso supone un obstáculo no menor, que se une a todos los anteriores. 

¿Entonces, qué hacemos?

Imagen CC0 Dominio Público en Pixabay

Los que tenemos mucho callo forjado en la pelea por la educación mediática y audiovisual, vamos a seguir, cómo no, en nuestros puestos frente a ese casposo productivismo del viento neoliberal de la LOMCE, que solo busca rendimientos materiales, y a cuyos inspiradores poco les importa la vida buena y la emancipación ciudadana. 

Pero, eso sí, necesitamos soñar un poco, no perder de vista el horizonte.  

Nos vendrá bien, por ejemplo, ponernos a pensar cómo conseguir de forma realista que en todos los centros de Secundaria haya un profesorado bien formado que trabaje la educación mediática con los alumnos y alumnas. 

Es a lo que dedicaré la próxima entrada.

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Nota: las referencias utilizadas las pondré en la última entrada de esta serie.