Nota previa: Para leer este post o hablar con otros de su contenido, debe uno protegerse con guantes y gafas críticas. Echaremos un vistazo a un tipo de publicidad muy viral y, en tal sentido, de alta toxicidad: fácilmente podemos convertirnos en cómplices portadores, contribuyendo gratuitamente a la difusión de la misma, si no nos inmunizamos con el único arma que tenemos a nuestro alcance: la mirada crítica.
No es broma: hablamos de la nueva publicidad y de las mentes más expuestas a la misma: los niños y sus mutantes evolucionados, las mentes infantilizadas.Para abrir boca (nunca mejor dicho): Dedícale unos minutos a este juego:
Interesante y diver, ¿verdad?. No lo he encontrado en la página oficial de la galleta negra, pero no estará mal que le eches un vistazo y verás cómo mola mazo. Después puedes ver la larga lista de juegos a tu disposición, algunos seguramente más interesantes.
Si no te has demorado demasiado en la página (¿Cuándo le has dedicado tanto tiempo a una promoción publicitaria?), te propongo que leas el interesante artículo de Cristina González Díaz, "Los niños ya juegan con las marcas a través del advergaming" , publicado en el Portal de la Comunicación del Instituto de la Comunicación de la UAB de Barcelona. Aquí se nos dice lo que es el advergaming (advertising + games ):
una nueva técnica de comunicación orientada a promocionar el producto o idea, en un ambiente totalmente lúdico bajo el formato de un videojuego interactivo donde la protagonista es la marca.
Dentro del mundillo del marketing ensalzan, cómo no, las magníficas
ventajas del advergaming:
• Elevados tiempos de contacto entre la marca y el consumidor (pensando que un consumidor puede tardar unos 5 segundos en ver un anuncio en prensa y 30 segundos en ver un spot televisivo frente a los minutos, e incluso horas, meses y años, que puede pasar jugando a un advergame).
• Una participación más (inter)activa en el mensaje publicitario, que puede potenciar una mayor implicación con el mensaje e identificación con la marca.
• Estructuración de la comunicación en varios niveles de profundidad.
Puedes consultar sobre el
advergaming otras muchas páginas como
ésta o
esta para comprobar cómo valoran los expertos sus posibilidades.
Pero sigamos: fue el artículo de
Cristina González el que me llevó a
Oreo y a
Nesquik. Confieso que estuve aquí una hora (o más) explorando la página: he intentado hacer un puzle, he jugado a
"Atrapa tu Nesquik", he compuesto algunas canciones,... Si me descuido un poco, termino haciéndome de la
"Comunidad Nesquik" (¡!) y preguntándome por qué no tomar Nesquik por las mañanas.
Cuando me introduje en este mundillo de
comecerebros infantiles, nuevo para mí, estaba preparando una charla para padres de un colegio de la localidad sobre
las nuevas pantallas y los niños. Tenía a mi alcance páginas magníficas como la de
protegeles.com o
ciberfamilias, a través de las que llegué a este vídeo terrorífico:
Pues bien, entre las muchas
alarmas para padres preocupados (con razón), no encontré por ningún lado alusiones al
advergaming, para mí
uno de los riesgos más peligrosos para los niños, y, atención, con mayor futuro en Internet. Y no sólo porque propicie el consumo de
productos poco recomendables para la salud: Seguramente irán por aquí las nuevas líneas de acceso a las mentes infantiles (o intencionadamente infantilizadas) para robotizar sus cerebros con sueños y deseos de todo tipo de consumos.
Pasa algo parecido a lo ya visto aquí sobre
el alcohol y los adolescentes: la
interesada ausencia de la publicidad y el marketing de los análisis del problema. La publicidad, con sus atractivas luces y su poder mediático consigue retirarse de los focos cuando hay problemas y denuncias.
¿Se entiende ahora las advertencias iniciales sobre esta potente arma de
publicidad viral?