jueves, 22 de enero de 2009

Cómo darle la vuelta a un contrapicado



Disculpadme los que venís asiduamente por aquí por repetir tema: el esquema de esta portada de ABC es el mismo del post anterior. En efecto: lo que en él se comenta queda más patente aquí: se piensa no sólo en el pie de foto (Cautivado por "la muy pura socialdemocracia" de Obama), sino también, y sobre todo, en el titular superior de la página, dedicado a un tema diferente. El efecto buscado está claro: "Los jueces no se fían del Gobierno" y más con un Presidente como éste. El mismo Zapatero parece estar mirando el titular, además de la estratosfera.

La razón de repetir tema en el blog está en una reflexión de mayor alcance: la problematización de la comunicación audiovisual como "lenguaje audiovisual". Me refiero a lo siguiente: en muchas entradas de este blog, y en intervenciones en clase y con otros profesores, suelo utilizar el término "lenguaje" para cuestionar y romper el fuerte hechizo imagen-realidad que se produce en el común de espectadores no alfabetizados audiovisualmente, y, a la vez, subrayar la arbitrariedad significativa de la imagen en el plano de la connotación, y su capacidad para generar discursos.

Sin embargo, quiero subrayar que sólo en un sentido metafórico podemos utilizar la palabra "lenguaje". Por dos razones:
  • la imposibilidad de establecer las imágenes como signos específicos, independientes de lo real.
  • La ausencia de un código estable que rija su funcionamiento.
La contemplación de esta portada de ABC me viene muy bien para subrayar esto. Veamos: tenemos ante nosotros un contrapicado del Presidente del Gobierno. Sabemos que el ángulo es uno de los recursos retóricos más eficaces de la comunicación audiovisual: mientras el ángulo picado empequeñece, hunde o humilla al sujeto, el contrapicado lo ensalza subrayando la superioridad, la fuerza o el triunfo. No es el caso de la presente fotografía: la interpretamos como quieren los autores de la portada. En esta inversión connotativa influyen otros elementos del "código audiovisual" (inestable): el fuerte desequilibrio compositivo que supone el que se sitúe el centro de interés (el rostro de Zapatero) en el punto de fuerza de menor peso visual del llamando "rectángulo de tercios", produciendo con ello una llamativa contradicción entre lo que se realza y se margina a la vez.

Y también está, cómo no, la propia expresión del rostro y la dirección de la mirada. Es como si nos estuvieran diciendo: con su iluso optimismo, Zapatero a duras penas se mantiene en el plano de la realidad.

Pues bien, con todo lo dicho quiero demostrar que esa lectura puede ser totalmente diferente, cuestionado con ello la estabilidad del código audiovisual con un elemento externo a la imagen como es la proximidad de un texto verbal. Sólo tenemos que cambiar el "Los jueces no se fían del Gobierno" por otros titulares como estos:
  • "Unanimidad de la Cámara en el apoyo al Presidente Zapatero"
  • "Impasibilidad presidencial ante los ruidosos insultos de la oposición"
Miremos la imagen con cualquiera de ellos en la mente: ¿a que ya no es tan evidente la primera lectura de la imagen?


Fin por hoy. Siento el rollo, pero seguramente le vendrá bien a alguno. De vez en cuando hay que recordar que en este tema, como en todos los ámbitos del saber, las cosas nunca son definitivamente sencillas. A mí, un simple aficionado en el tema, me las complicó en su momento las reflexiones de Jesús González Requena en su interesante obra "El espectáculo informativo" (Akal, 1989).

miércoles, 14 de enero de 2009

Roger van der Weyden y el déficit público




Magistral portada de ABC. Podían haber escogido cualquiera de los infinitos detalles de las 14 pinturas que el Museo del Prado con la ayuda de Google Earth ha puesto a nuestra disposición con detalles de "megaaltarresolución". Pero no, Roger van der Weyden viene muy bien para tiempos de crisis. Y si es culpa del Gobierno, mejor. El País juega a lo mismo, pero en dirección ideológica opuesta.

Nótese cómo, tanto en el caso de ABC como en el de El País, los grandes titulares y las imágenes principales son informaciones que nada tienen que ver entre sí.

Y, sin embargo, la fuerza visual de los titulares, provocada por su tamaño y ubicación, nos lleva a relacionarlos con las imágenes de la parte inferior, ejerciendo una particular función de anclaje significativo, que nos hace interpretar de una forma muy particular ambas imágenes.
El dedo y las lágrimas, en el caso de ABC, y la optimista composición en V de los brazos de Hillary Clinton subrayan el forzado parentesto.

Como se ve, no pierden el tiempo precisamente en la reunión de última hora en la que se decide el contenido de la portada del diario.