La verdad: he conocido este anuncio por el ruido que ha levantado en las redes sociales.
Y me ha sorprendido oír y leer a unos y otros sobre el "mensaje de esperanza", muy al estilo del atontador espíritu navideño.
Y, mira por dónde, estamos ante un buen ejemplo de la potencia abrasadora del pensamiento único dominante, el que ha sido impuesto por y desde el poder y las élites socio-polítcias para culpabilizar y corresponsabilizar a todos de lo que nos está pasando, evitando que levantemos la mirada airada hacia los que que nos han traído hasta aquí, que son, casualmente, los mismos que los que nos quieren sacar para llevarnos al paraíso de la selva del sálvese quién pueda, sin el paraguas protector del "despilfarro" del estado social.
Y es que, para los autores de este spot, no se trata de que busquemos a los culpables y pedirles responsabilidades, sino de decirnos a nosotros mismos que todos somos "cojonudos", que tenemos premios Nobel, que exportamos los españoles más formados, que comemos paella, que con miserables pensiones los abuelos alimentan a dos generaciones... que los culpables son los de fuera, que no nos comprenden.
Y, de fondo musical, ¿alguien lo duda?, un pasodoble español. Y, con él, una invitación a reafirmarnos frente al exterior que no nos comprende.
Que nada ni nadie nos quiten nuestra manera de disfrutar de la vida.
Es, en efecto, la vuelta al "nos miran mal", "nos envidian", "para democracia, la orgánica", "que inventen ellos", "Gibraltar español", la caspa de un pasado nacional-católico, que entreteje el conformismo de esta sociedad demasiado sumisa y condescendiente con los culpables de lo que nos están quitando y destruyendo. El único cambio frente a aquella España negra es el de los púlpitos por la publicidad y los medios sumisos por ella alimentados.
Lo explica mucho mejor que yo este magnífico artículo de eldirio.es:
Es una respuesta muy habitual en la propaganda de regímenes autoritarios. Cuando ocurre en una democracia, hay motivos para preocuparse aún más.
No podemos extrañarnos. Esa actitud es marca de la casa en los políticos españoles, y no es sino el reverso del triunfalismo con que nos regalaban los oídos no hace muchos años. La euforia desmedida de Aznar y Zapatero se convirtió después en el voluntarismo vacío de Zapatero (versión postmayo 2010) y Rajoy. Las dos actitudes no son tan diferentes como parece.
Felices días a todos, amigos y lectores.
POSDATA 15 enero 2013
Gracias a @caminologa he conocido esta estupenda parodia, que pone en evidencia el putrefacto contenido ideológico envuelto en celofán del anuncio de Campofrío.